La alimentación del niño desde su gestación y, especialmente, sus primeros años de vida determina su comportamiento y rendimiento mental. Estas son las conclusiones del proyecto Nutrimenthe, un estudio europeo en marcha desde el 2008 que investiga los efectos a largo plazo de determinados nutrientes sobre el desarrollo cognitivo, emocional y conductual de los niños
Por Redacción, 10-08-2016 08:30:00El Diario del Bebé.
Desde entonces, más de 17.000 madres y 18.000 niños de diferentes regiones europeas participan en diferentes estudios epidemiológicos, de intervención y nutricionales, llevados a cabo por distintos centros de investigación europeos. Los investigadores han analizado el efecto que ejercen a largo plazo la ingesta de proteínas, ácidos grasos omega-3, vitaminas como las B o el ácido fólico, micronutrientes como el hierro o el yodo y la leche materna sobre desarrollo cognitivo, emocional y conductual de los niños desde antes del nacimiento y hasta los 9 años. También se pretende establecer recomendaciones dietéticas para la población europea en relación a determinados nutrientes, especialmente ácidos grasos omega-3, ácido fólico y yodo.
Por otro lado, el proyecto tiene como objetivo mejorar la información que llega a los consumidores, especialmente a padres, maestros y a la industria, favoreciendo el desarrollo de recomendaciones saludables acerca de cómo la dieta influye en el desarrollo cognitivo y en el comportamiento en los niños.
Por el momento, los estudios han demostrado que la ingesta de ácido fólico, recomendada en Europa durante los tres primeros meses de embarazo, puede reducir la probabilidad de desarrollar problemas de comportamiento durante la niñez. Igualmente, se ha comprobado que comer pescado también es beneficioso, no solo por los ácidos grasos omega-3 que sirven de cimiento para las células cerebrales, sino también por su contenido en yodo, que ha demostrado tener un efecto positivo sobre la habilidad para la lectura en los niños evaluados a los nueve años de edad.
No obstante, como explica la profesora de la Universidad de Granada Cristina Campoy, directora del proyecto, “estudios a corto plazo parecen incapaces de detectar la influencia real de la nutrición en los primeros años de vida”, por lo que es necesario más estudios a largo plazo. “Este estudio basa su éxito en el seguimiento de los niños involucrados en los diferentes estudios durante muchos años, ya que el cerebro necesita mucho tiempo para madurar, y las deficiencias tempranas puede tener efectos de largo alcance. La nutrición temprana se destaca como la más importante”, añade.
Existen otros factores que pueden afectar al desarrollo mental de los niños, como la edad de los padres o su nivel educativo y socio-económico, y también, como se ha demostrado en el Proyecto, la base genética de madre e hijo. Así, los cambios epigenéticos producidos durante la gestación en relación con la ingesta de alimentos y el estado nutricional de la embarazada, puede influir en cómo se metabolizan ciertos nutrientes y son transferidos durante el embarazo hacia el feto y a través de la lactancia hacia el bebé, y así afectar positiva o negativamente el desarrollo cognitivo y de la conducta de los niños.
Asesorar a los padres, explica Cristina Campoy, es fundamental para promover la importancia de tener una buena nutrición durante el embarazo y en los primeros años de vida del niño, incluyendo la lactancia materna, si es posible, ya que puede tener un efecto positivo en la salud mental y el rendimiento académico durante la infancia.
El Proyecto Europeo Nutrimenthe contribuirá a crear una base científica sólida para establecer las recomendaciones para mujeres embarazadas y niños con el objetivo de mejorar su rendimiento mental y prevenir los trastornos del comportamiento.
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El diario del bebé