Cuando el bebé nace no tiene los huesos del cráneo totalmente fusionados, por eso se aprecian pequeñas zonas blandas en la cabeza que reciben el nombre de fontanelas.
Estos puntos blandos cubiertos de una gruesa membrana protectora, están situados en la parte superior de la cabeza del bebé, donde los huesos no se han soldado, y permiten el crecimiento de la cabeza. A medida que los huesos se van uniendo, las fontanelas irán disminuyendo de tamaño.
En ellas el cerebro es más vulnerable así que, aunque no es necesario evitarlas, seremos suaves a la hora de lavar y secar al bebé.
DÓNDE SE SITÚAN
Aunque el cráneo del bebé tiene seis fontanelas, sólo dos pueden palparse de manera evidente, resultando visibles ya que suben y bajan al compás de los latidos del corazón. Al tacto resultan blandas por estar rellenas de un tejido de consistencia membranosa y flexible.
Si una fontanela se hunde, sobresale o se endurece antes de lo debido hay que consultar al pediatra ya que pueden alertar sobre algún problema de salud.
HÁBITOS SANOS PARA EL BUEN DESARROLLO DE LOS HUESOS
Para el buen desarrollo de los huesos, el calcio debe estar muy presente en la dieta del bebé. Hasta los cinco años, lo ideal es que el niño tome medio litro de leche diario, además de los lácteos que consuma habitualmente.
Por otro lado, pasear al aire libre y el ejercicio físico resultan beneficiosos para el niño ya que favorecen su desarrollo óseo. La luz del sol contribuye a sintetizar la vitamina D, responsable de fijar el calcio a los huesos, favoreciendo su crecimiento. Una exposición indirecta de veinte minutos es suficiente para notar sus efectos.
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El diario del bebé