Tener un recién nacido en brazos suele despertar amor, ternura y mucho respeto, tanto que no resulta extraño que haya quienes prefieran no hacerlo por miedo a hacerle daño.
Aunque con la práctica iremos cogiendo soltura, a continuación ofrecemos unas pautas básicas para mover al nuevo miembro de la familia en las distintas rutinas del día a día. Lo cogeremos con cariño, seguridad y sin miedo, recordando siempre que hay que tener cuidado con su cabecita, ya que aún no es capaz de sujetarla por sí solo. Si además acompañamos nuestros movimientos con palabras de cariño y mimitos, se sentirá aún más feliz.
CÓMO SACARLE Y DEJARLE EN LA CUNA
Antes de tocar al bebé, nos aseguraremos de que no tenemos las manos frías, porque podría molestarle el cambio de temperatura con respecto a su cunita.
Una vez comprobado, colocaremos una mano debajo de su cabecita y la parte superior de la espalda, abriendo bien los dedos para tener mayor control por si hiciera algún movimiento brusco. Pondremos la otra mano en el culete y le levantaremos con cuidado. Evitaremos los movimientos bruscos para no asustarle.
Para dejarle en la cuna o capazo realizaremos los mismos movimientos pero a la inversa. Lo haremos despacio y con suavidad, sin separar las manos de él hasta que se encuentre a gusto y protegido.
CÓMO MOVERLE
Como pauta general lo llevaremos pegado a nosotros, protegiéndole cuello y espalda y manteniendo recogidas sus extremidades.
Podemos llevarle en brazos boca arriba, dejando que su cabeza repose en el pliegue de nuestro codo o acurrucándole hacia nuestro pecho. Mientras sea pequeño, nos quedará el otro brazo libre; cuando crezca unos centímetros lo necesitaremos para sostenerle por debajo.
Podemos llevarle vertical apoyado sobre nuestro hombro, lo que facilitará la expulsión de gases si acaba de comer.
Si prefiere ir boca abajo, lo colocaremos de esa manera sobre nuestro antebrazo, postura muy recomendada contra los famosos cólicos del lactante.
En cualquier caso, llevarle cerca de nuestro corazón permitiéndole sentirlo, le hará sentirse seguro.
CÓMO BAÑARLE
Para introducirle en la bañera le sujetaremos la cabeza, el cuello y la espalda con una mano, y el culete con la otra. Una vez en el agua, esta mano nos servirá para pasarle la esponja.
La mejor manera para sujetar al pequeño en el agua es pasando el brazo por debajo de su nuca y agarrándolo por su brazo. La otra mano será la que utilizaremos para lavarle.
Para sacarle de la bañera le cogeremos con las dos manos y le envolveremos en una toalla grande. Al llevarle al cambiador tendremos siempre presente que nunca debemos dejarle solo en él, por muy pequeño que le veamos. Por eso es conveniente dejarlo todo preparado antes de vestirle; si necesitáramos coger algo, llevaremos al bebé con nosotros.
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El diario del bebé