El Diario del Bebé.
Las intoxicaciones alimentarias son más comunes durante el verano ya que las bacterias necesitan temperaturas entre 36 y 37 grados para vivir y reproducirse. En estas circunstancias, los alimentos susceptibles de estar contaminados son variados y las bacterias pueden estar presentes en cualquiera de ellos: carnes, pescados, lácteos, mariscos, huevos, fruta y verdura.
"La intoxicación se produce cuando ingerimos alimentos, ya sea comida o bebida, que contienen microorganismos tóxicos como pueden ser la salmonela o la 'E.Coli', entre otros".
Además, la contaminación puede producirse desde el origen hasta el momento del consumo en casa o en un restaurante. "Las bacterias pueden entrar en contacto con frutas y verduras en el campo si han sido regadas con aguas contaminadas o han entrado en contacto con excrementos de animales; en las carnes puede suceder en el matadero o sala de despiece por una manipulación inadecuada, y en los pescados y mariscos en el establecimiento donde se adquieren, por una mala conservación", recuerda.
Ya en casa, o en un restaurante, también puede producirse contaminación si se ha roto la cadena del frío o bien se ha producido una incorrecta manipulación.
CONSEJO PARA EVITARLAS
Por todo ello, y dado que las intoxicaciones pueden constituir un serio trastorno de salud con molestos síntomas, es conveniente seguir los siguientes consejos para minimizar los riesgos:
SÍNTOMAS MÁS FRECUENTES
La variedad y gravedad de los síntomas depende en gran medida de la cantidad de alimento contaminado ingerida y suelen presentarse entre 2-6 horas después de la ingesta. Los más habituales son:
En la mayoría de los casos las intoxicaciones son leves y los síntomas desaparecen en dos o tres días, cuando se ha eliminado por completo los alimentos contaminados. "Sin embargo, una intoxicación alimentaria se puede agravar provocando incluso la muerte de la persona afectada", si bien estos casos extremos y muy poco frecuentes se producen por intoxicación por 'Clostridium botulinum', causante del botulismo, o por la ingesta de determinadas setas, como la 'Amanita phalloides', por ejemplo.
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