Hacia la vigésima semana de gestación, el útero comienza a prepararse para el parto contrayéndose y endureciéndose por momentos.
Estas contracciones, generalmente indoloras y arrítmicas, comienzan en la parte superior del útero extendiéndose gradualmente hacia abajo. En la mayoría de los casos son irregulares y duran menos de cuarenta y cinco segundos. La embarazada siente cómo se endurece el abdomen acompañado de cierta tensión algo incómoda en la ingle, el bajo vientre o la espalda. Con el transcurso de las semanas, su frecuencia irá en aumento.
Para reducir sus molestias se recomienda acostarse sobre el costado izquierdo y relajarse, vigilando si las contracciones siguen siendo irregulares o desaparecen. Hay mujeres a las que les resulta útil levantarse y dar un paseo.
CÓMO SE DISTINGUEN DE LAS CONTRACCIONES DE PARTO
Es importante diferenciar entre unas y otras ya que el momento de ir al hospital en parte dependerá de las contracciones. El ginecólogo, la matrona y las clases de preparación al parto nos enseñarán a distinguirlas.
Las contracciones de parto son, por lo general, más regulares, rítmicas y dolorosas. Su duración e intensidad va incrementándose a medida que pasa el tiempo. Para conocer su frecuencia es conveniente tomarles el tiempo. Estas contracciones uterinas provocan un dolor que se inicia en la parte superior del útero irradiándose a todo el útero, a través de la parte baja de la espalda hacia la pelvis.
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El diario del bebé