El Diario del Bebé.
Durante el embarazo el cuerpo de la mujer sufre cambios físicos evidentes. Sin embargo, pueden producirse alteraciones imprevistas como la pérdida de visión, un problema muy común pero muy leve y generalmente transitorio, como recuerda la doctora Carmen García-Franco, oftalmólogo del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.
Generalmente este cambio provoca una alteración hacia la miopización del ojo, producida porque los cambios en la gestación producen una retención de fluidos que "en el resto del cuerpo es visible, pero no lo es tanto en el ojo". El ojo tiene dos lentes -la córnea y el cristalino-, que al retener líquidos aumentan de grosor y curvatura, y eso se traduce en que aumenta su potencia provocando la miopía.
No obstante, estos cambios son generalmente "transitorios y leves" en una gran mayoría de las mujeres; en aquellas que no tienen dioptrías este problema pasa desapercibido. "La mayor de las veces no se dan cuenta, suele aparecer tras el primer trimestre y desaparece paulatinamente en el postparto entre las seis y ocho semanas", explica.
En algunas ocasiones, sobre todo en miopías elevadas, los cambios pueden ser permanentes. Esto no sólo es debido al aumento de la retención de fluidos sino también al de estrógenos, que tienen un factor trófico de crecimiento que en algunos casos afecta a la madre y puede aumentar el tamaño del globo ocular que produce también cambios en la visión.
Esta alteración puede afectar "hasta un 20 por ciento de las embarazadas con miopía elevada", que además son más proclives a sufrir un desprendimiento de retina durante el parto y el periparto, por lo que es fundamental realizarse controles visuales periódicos.
Aunque se produzca una disminución transitoria, se recomienda adoptar medidas de prevención. Por ejemplo, las embarazadas que presentan disminución de su visión lejana deben tener cuidado con actividades como la conducción, especialmente durante la noche. Cuando la mujer ya usa lentes es aconsejable cambiar la corrección óptica durante la gestación; y evitar tanto la escasez de luz como los deslumbramientos.
La experta, quien es responsable de la sección de córnea y cirugía refractiva de la Clínica Oftalmológica Garcia-Franco y Treviño, destaca que el cuidado de la visión está aumentando en las mujeres embarazadas, al igual que ocurre con el resto de la población, sobre todo en el área de la prevención.
EN CASO DE SER DIABÉTICA, MEJOR CONSULTAR AL ESPECIALISTA
Cuando la mujer tiene un problema de base que afecta a la visión o que puede provocar un problema, como es el caso de la diabetes, las medidas de prevención deben ser estrictas puesto que las posibilidades de sufrir una retinopatía aumentan.
"Se necesita un control trimestral porque si aparecen daños vasculares en la retina no va a valer un complemento vitamínico", explica, recordando que uno de los empeoramientos de la retinopatía diabética es el embarazo. Concretamente, se estima que un 30 por ciento de las mujeres que son diabéticas antes del embarazo desarrollan una retinopatía durante el mismo.
Otra patología a tener en cuenta son los glaucomas juveniles, para los que debe existir un control durante todo el embarazo. En este caso concreto, la experta recuerda que durante el primer trimestre es conveniente valorar el riesgo-beneficio para la madre y el feto del uso de los tratamientos.
"Si se ve que se puede controlar bien la tensión y puede quitarse la gotas, quizá es conveniente pero siempre controlando mucho", señala la doctora García-Franco, quien destaca que "el embarazo en sí suele disminuir la presión intraocular durante los meses que se esta embarazada".
Para prevenir estas complicaciones, es fundamental que la embarazada desarrolle unos hábitos de vida saludables, es decir "vida sana, ejercicio moderado y alimentación equilibrada con suplementos vitamínicos recomendados", al mismo tiempo recomienda a aquellas que tienen alguna alteración en la vista el uso de lentes dinámicas, también denominadas fotocromáticas, para "proteger los ojos de los rayos ultravioletas".
Respecto a cuando acudir al especialista, "se recomienda ir siempre que se tenga una patología previa y ocular, y siempre que se tengan algún síntoma anómalo", es decir disminución de la visión, fatiga visual de forma rápida, disminución de la secreción lagrimal y sensación de sequedad, visión borrosa o doble, disminución de la visión lateral, dolores frecuentes de cabeza, visión de manchas en el campo visual y molestias a la luz.
En cuanto corrección óptica más adecuada, explica que "durante el embarazo disminuye la tolerancia a las lentes de contacto", por los cambios en la curvatura de la cornea, "por tanto muchas veces se prescinde de las lentillas". En estos casos, recomienda cambiarlas por gafas con lentes adecuadas, a poder ser lentes dinámicas.
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