El Diario del Bebé.
Aunque la mayoría de reacciones a las vacunas son leves y localizadas, no debemos olvidar que en algunos casos pueden desencadenar una anafilaxia. No obstante, la tasa de reacciones graves se estima en torno a 0.5-1/100.000 dosis, por lo tanto, son poco frecuentes. Más que los antígenos vacunales per se, las proteínas que generan las reacciones alérgicas suelen ser componentes residuales del proceso de fabricación, y una de las más comunes las relacionadas con el huevo.
En éste documento de consenso los autores revisan distintas situaciones ante las que debemos hacer frente en la práctica diaria. Desde el cuestionario previo a realizar antes de vacunar a un niño con una enfermedad aguda o crónica, los efectos de un tratamiento que pueda recibir, o como es el caso que nos ocupa, alergias que comprometan el seguimiento de un calendario vacunal completo.
Si el niño no tiene alergias conocidas, en muchas ocasiones lo más difícil es determinar si realmente la reacción ante la que nos encontramos en verdaderamente secundaria a la vacuna. Para facilitar esta cuestión ofrecen algoritmos de actuación que podemos revisar de una forma rápida y sencilla.
La alergia al huevo, alergia alimentaria más frecuente en los primeros años de vida, genera una situación de preocupación en los progenitores que podemos solventar haciendo hincapié en que la triple vírica se puede administrar con normalidad, siendo la vacunación antigripal, si fuera necesaria, con la que realmente deberíamos tener especial precaución.
Las alergias a antibióticos, especialmente la neomicina, hongos, aluminio o gelatinas son menos frecuentes pero con pautas de actuación sencillas. Una anafilaxia al látex exige una vacunación en un medio libre de este material.
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El diario del bebé