El Diario del Bebé.
Los niños pequeños son especialmente vulnerables a las insolaciones, ya que su organismo todavía no ha aprendido a regular los cambios extremos de temperatura.
Las insolaciones son más serias y graves que los golpes de calor, ya que el bebé o niño puede llegar a perder el conocimiento.
En los casos más graves, se pueden producir daños irreparables en su cerebro y puede incluso conducir a la muerte.
La insolación, al igual que el golpe de calor, se produce por una exposición prolongada al sol sin protección y por un fallo en el mecanismo de eliminación del calor de los bebés y niños.
En la mayoría de la ocasiones ocurre cuando el bebé permanece durante un tiempo bajo el sol sin protección
A veces basta con un cuarto de hora para que se produzca una insolación.
¿Cómo se manifiesta una insolación?
Si tocamos la piel del bebé o niño, comprobamos que está caliente, seca, e incluso enrojecida.
Otros síntomas habituales de la insolación son dolor de cabeza, dificultad para respirar, debilidad, náuseas, vómitos y fiebre por encima de los 40 grados.
¿Qué podemos hacer para tratar una insolación infantil?
En caso de insolación debes llevar a tu hijo de inmediato a un hospital.
Mientras tanto, llévale a un lugar fresco y aireado para activar su mecanismo de sudoración.
Quítale la ropa, túmbalo en el suelo y pásale una compresa fría por todo el cuerpo, especialmente por la nuca.
¿Cómo prevenir una insolación en los niños?
Para evitar una insolación, protege bien su cabeza con un sombrero o gorro cuando está expuesto al sol y ofrécele líquidos con frecuencia durante los días más calurosos.
Evita salir de casa en las horas centrales del día, entre las doce del mediodía y las cuatro de la tarde, ya que en este intervalo de tiempo el sol golpea con más fuerza y las radiaciones solares son más intensas.
En los viajes en coche asegúrate de que está fresco.
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