El Diario del Bebé.
La otitis media aguda es un problema frecuente en bebés y niños. Un 50 por ciento de ellos tienen al menos una infección durante su primer año de vida.“Es la causa más frecuente por la que se prescribe tratamiento antibiótico (802 casos por cada 1.000 consultas)”.
No hay diferencias sustanciales entre la otitis que afecta a un bebé y a un adulto, salvo en la frecuencia que se producen, las diferencias anatómicas y, en ocasiones, los gérmenes responsables.
Las razones por las que un bebé presenta significativamente más episodios de infección “tienen que ver con las características anatómicas del oído. En los bebés se dispone de forma más horizontal y es más corto”.
Todo lo que afecta a la nariz y garganta afecta en mayor medida en los más pequeños. Así, como suelen coger más catarros e infecciones que afectan a estas partes del cuerpo, es más frecuente que se produzcan problemas en el oído. “Cuando el oído interno se llena de moco, es difícil drenarla y acaba siendo un caldo de cultivo para nuevas infecciones”, explica la pediatra.
Además, “la precocidad con la que aparecen las otitis en los bebés se asocia, entre otros, a factores genéticos o familiares (prematuridad, sexo, etnicidad, historia familiar, niños en el mismo domicilio, etc.)”.
Los síntomas para sospechar si un niño tiene otitis dependen de la edad. “En los bebés, la mayoría son indirectos. Pueden coexistir síntomas comunes (fiebre, por ejemplo) pero lo más frecuente es que presente irritabilidad, pérdida de apetito, dificultad para comer, vómitos o, en otitis evolucionadas, la presencia de supuración en el oído externo”. En cualquier caso, se desaconseja la manipulación del pabellón o maniobras de presión sobre el oído.
El tratamiento en los menores de dos años suele ser antibiótico. No obstante, hay que individualizar en función de la historia clínica previa y de las características de la otitis. “A veces se trata con antiinflamatorio y se resuelve. Cuando son otitis externas, que afectan al conducto (las típicas de la piscina y el verano) con frecuencia se tratan con antibióticos y antiinflamatorios tópicos (gotas)”.
Según Pérez Piñero, “el tratamiento incluye la utilización de antibióticos, analgésicos y observación de la evolución. Los síntomas deben mejorar en 24 o 48 horas”.
Para calmar el dolor, la pediatra señala que se recurre a los fármacos analgésicos más comunes, como el paracetamol y el ibuprofeno (este último a partir de los 6 meses). “En general, se infravalora el dolor en el caso de los niños y es fundamental valorarlo y tratarlo para mejorar su bienestar”.
En el caso de las otitis medias, las típicas de los bebés y niños pequeños, además de estos tratamientos no es necesaria ninguna precaución extra.
“Cuando son otitis externas (de piscina) sí que se recomienda no bañarse sumergido. Pero no hay ningún problema con darse un baño convencional o ducha”.
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