El Diario del Bebé.
La mayor frecuencia de los baños en aguas poco tratadas como cualquier piscina o playa y la formación de tapones de cera casi oclusivos que hacen que el agua quede retenida dentro del oído, provocan que en verano aumente el riesgo de padecer una otitis.
En concreto, la otitis externa difusa es la más frecuente en esta época, ya que aumenta la temperatura de la zona de los oídos con un aumento de humedad en esa área. Esto hace que la piel se macere y desaparezca su barrera protectora, siendo más vulnerable a la acción de distintos gérmenes. "Este mecanismo se ve amplificado en pacientes con sequedad de la piel y en personas que no tienen cera en los oídos, en la mayoría de los casos, por una excesiva limpieza".
No obstante, el doctor Ortiz explica que "en verano también hay riesgo de padecer una otitis media, más presente en otoño e invierno puesto que va ligada a procesos infecciosos de las vías respiratorias superiores". Suele producirse por los cambios bruscos de temperatura al salir de estancias con aire acondicionado y el contraste con el calor exterior.
Este enfriamiento repentino puede afectar a nuestras vías respiratorias superiores, con la consiguiente congestión del conducto de ventilación del oído debido a la contaminación por bacterias. "Se retiene moco en el oído medio y se puede sobreinfectar por distintos gérmenes dando lugar a una otitis media".
RECOMENDACIONES PARA EVITAR SU APARICIÓN
Para el tratamiento de todo tipo de otitis es aconsejable "evitar la entrada de agua para no agravar el proceso", aunque eso signifique dejar de darse un baño en la piscina. En la otitis externa el tratamiento ha de ser tópico, con gotas o pomadas antibióticas y si la infección es muy extensa, entonces administrar antibióticos orales. "Se desaconseja el empleo de calor local que por el contrario, puede favorecer la infección".
Por su parte, el tratamiento contra la otitis media precisa, además del antibiótico oral, lavados nasales y una correcta forma de sonarse la mucosidad nasal, "de cara a ayudar a la descongestión del oído medio", indica el especialista. "El calor local aquí sí puede ayudar a la apertura mínima del tímpano para que se inicie el drenaje espontáneo del material infectado. Las gotas antibióticas también son indicadas ya que evitan que ese material que se drena pueda contaminar la piel del conducto auditivo", recuerda.
Por último, debe dejarse un pequeño contenido de cera en el oído que "actúe de barrera frente a los microorganismos". Es importante "no obsesionarse con una limpieza excesiva" del conducto auditivo externo e "intentar no rascarse en el caso de tener gran sequedad de la piel", ya que se forma la barrera defensiva y se introducen gérmenes de nuestro medio procedentes de otras zonas de piel o pelo donde nos hemos rascado previamente.
Si se trata de personas que forman tapones de cera muy oclusivos, se recomienda que "acudan a su otorrino para retirar el tapón antes de exponerse a los baños en verano y así evitar una posible retención de agua".
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