El Diario del Bebé.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo. Fue descrito por primera vez en el año 1902. “Es el trastorno neuropsicobiológico más frecuente en la infancia y ocupa un lugar destacado en adultos. Su importancia no solo radica en que causa sufrimiento en los niños afectos, sino que también interfiere con el desarrollo social y educacional, y pueden conducir a problemas sociales y psicológicos que duran toda la vida” afirma el Dr. Pedro Javier Rodríguez Hernández, Pediatra del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria, Sta. Cruz de Tenerife y miembro del grupo de trabajo de TDAH de la SEPEAP en su artículo de la revista de la sociedad pediátrica.
En los últimos tiempos se ha avanzado en el conocimiento del TDAH: es una alteración de la función ejecutiva (atención, memoria, etc.) necesaria para realizar tareas fundamentales en el funcionamiento cotidiano tales como atender, planificar y organizar los distintos pasos para conseguir un objetivo, reflexionar sobre las posibles consecuencias antes de hacer algo o inhibir la respuesta inadecuada y cambiarla por otra más apropiada.
La mayoría de los estudios indican que el trastorno afecta al 5% de los niños en edad escolar. (6% para niños y 3% en adolescentes). En cuanto a la distribución por sexos, el diagnóstico se realiza en 4 niños por cada niña.
El TDAH se asocia a diferentes factores. Los más importantes son:
El TDAH se caracteriza por la existencia de déficit de atención, acompañado, en ocasiones, por hiperactividad e impulsividad. Todos estos factores no aparecen siempre, por lo que se establecen tres subtipos:
Este último, el subtipo con más síntomas implica las siguientes alteraciones:
La característica principal de este trastorno es la repercusión en el funcionamiento académico, laboral, familiar y social. El déficit de atención interfiere en la adquisición de conocimientos y, por lo tanto, en el rendimiento académico, siendo fuente de retraso escolar. La hiperactividad-impulsividad compromete el adecuado cumplimiento de las normas de convivencia, generando conflictos frecuentes, tanto con iguales como con figuras de autoridad.
Más del 70% de los pacientes con diagnóstico de TDAH sufren otros trastornos, como son: Trastorno Negativista Desafiante, Trastornos de Ansiedad, Trastornos del Estado de Ánimo, Trastorno Disocial y Trastornos de Aprendizaje.
Clásicamente, el TDAH se enmarca dentro de los cuadros psiquiátricos infantiles; sin embargo, actualmente, se reconoce la persistencia del cuadro en la edad adulta en, al menos, el 30% de los pacientes diagnosticados en la niñez.
El TDAH en el adulto, se reconoce por el estrés por elevada exigencia, la baja adaptación y el humor negativo.
¿Cómo detectar si mi hijo tiene TDAH?
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