El Diario del Bebé.
La convulsión febril es una respuesta del cerebro ante la fiebre que se produce en algunos niños sanos entre los 6 meses y los 5 años de edad. Pueden sufrirla hasta el 5% de los menores de seis años cuando les sube la fiebre, algo que dura unos minutos y de lo que se desconocen sus causas.
La gran mayoría de las convulsiones son benignas y no necesitan medicación. No se pueden prevenir, aunque suelen estar provocadas por infecciones virales, afectan más a niños con antecedentes familiares, y asustan mucho a los padres, señala la neonatóloga del Hospital La Milagrosa, Paloma Nacher.
CÓMO IDENTIFICAR LAS CONVULSIONES FEBRILES
Los especialistas del Hospital La Milagrosa aclaran cómo pueden identificarse estas convulsiones febriles:
- Si el niño tiene una edad comprendida entre los seis meses y los cinco años.
- Si el niño se pone rígido o, por el contrario, comienza a quedarse sin fuerza.
- En caso de que pierda la consciencia.
- Cuando presenta sacudidas en brazos y piernas.
- Si dura unos cinco minutos aproximadamente.
- Si, pasada la convulsión, el niño se recupera poco a poco perfectamente.
CÓMO ACTUAR
Una vez identificada la convulsión febril:
- Colocar al niño tumbado sobre un costado para que respire mejor, y evitar que se atragante en caso de vómito.
- Evitar que se lastime con algún objeto.
- No intentar introducirle nada en la boca.
- Si no le hemos dado ninguna medicina para la fiebre en las últimas 2 horas, le podemos poner un supositorio de paracetamol.
Por último, los expertos aconsejan a los padres acudir a Urgencias cuando su hijo esté recuperado, para que un especialista explore al niño, confirme el diagnóstico y compruebe la causa de la subida de la fiebre.
Además, también se debe acudir en caso de repetirse en el mismo u otro proceso (1 de cada 3 niños volverá a tener otra), si la convulsión dura más de diez minutos, si se queda adormilado, decaído o muy irritable, o si vomita o le duele la cabeza.
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Ante cualquier duda consulte siempre con su médico o pediatra.
