En principio, tanto la playa como la montaña ofrecen al bebé aire puro y luz del sol, factores que producen efectos positivos en él favoreciendo su crecimiento, fortaleciendo la piel y estimulando la producción de melatonina y serotonina (las llamadas "hormonas del bienestar").
Como cada niño es distinto, hay que considerar cada caso ya que una opción puede ser más conveniente que la otra; por eso es importante conocer lo que las dos opciones pueden ofrecernos. En cualquier caso, tomaremos las precauciones necesarias para disfrutar sin riesgos de las vacaciones estivales.
LA PLAYA
La luz del sol ejerce un efecto sedante sobre las terminaciones nerviosas de la piel; el movimiento de las olas genera iones negativos que actúan como tranquilizantes.
La brisa marina actúa como humidificador despejando el aparato respiratorio, concretamente limpia las fosas nasales de los molestos moquitos. Además, abre el apetito que suele disminuir en verano.
La ausencia de polen la hace perfecta para los bebés alérgicos a las gramíneas.
Por otro lado, la arena, conchitas y demás tesoros son una tentación muy grande para acabar en la boca del bebé.
Debido a los peligros del agua, es esencial no bajar la guardia en ningún momento. Si ya camina solo, le inculcaremos que no debe acercarse a la orilla aunque lleve puestos los manguitos.
Los bebés muy pequeños no deben ser expuestos al sol y los que son un poco mayores deben estar bajo una sombrilla. Hay que evitar la playa en las horas centrales del día.
LA MONTAÑA
Es una gran oportunidad para mostrar al niño las maravillas de la naturaleza, descubriéndola, interactuando e inculcándole el amor y respeto hacia ella y sus habitantes.
El aire puro y seco de las montañas beneficia a los niños con asma y problemas bronquiales ya que les oxigenan y aumentan su capacidad pulmonar. Los virus y las bacterias no sobreviven a determinada altitud, con lo que se reduce el riesgo de infección.
Por otro lado, no conviene elegir altitudes superiores a los 1000 metros ya que la radiación solar aumenta por la altura. Además, existe el riesgo de picaduras de insectos y de contacto con plantas tóxicas.
Ante cualquier duda consulte siempre con su médico o pediatra.
