El Diario del Bebé.
Amamantar a un bebé puede ser una experiencia maravillosa tanto para la madre como para el bebé. Proporciona una nutrición ideal y una experiencia de vinculación muy especial de la que muchas madres disfrutan enormemente.
He aquí algunos de los efectos beneficiosos de la lactancia materna.
Protección contra las infecciones. Los anticuerpos que la madre trasmite al bebé a través de la leche materna pueden ayudar a disminuir la incidencia de muchos trastornos, incluyendo:
Hay otros factores que contribuyen a proteger a los bebés amantados contra las infecciones, al favorecer este tipo de lactancia el buen funcionamiento del sistema inmunitario, aumentando las defensas contra las infecciones y disminuyendo la proliferación de microorganismos nocivos como las bacterias y los virus.
La lactancia materna es especialmente beneficiosa para los bebés prematuros y también puede proteger a los pequeños contra:
En conjunto, los bebés amamantados tienen menos infecciones y se tienen que hospitalizar menos frecuentemente que los alimentados con leche artificial.
Nutrición y facilitación de la digestión. Los componentes de la leche materna -lactosa, proteína (suero y caseína) y grasa- a menudo denominados la "comida perfecta" para los bebés humanos, son fácilmente digeribles por el sistema digestivo, todavía inmaduro, del recién nacido.
En conjunto, los bebés amamantados tienen menos problemas digestivos que los alimentados con leche artificial. La leche materna tiende a digerirse con mayor facilidad, por lo que los bebés amamantados tienen menos episodios de diarrea o estreñimiento.
La leche materna también contiene, lógicamente, muchas de las vitaminas y minerales que necesita un recién nacido. Una madre sana no necesita tomar ningún suplemento vitamínico o nutricional, exceptuando la vitamina D. La leche materna contiene algo de vitamina D y esta vitamina se fabrica en el organismo cuando la piel se expone a la luz solar. Pero, puesto que la exposición solar aumenta el riesgo de lesiones cutáneas, se recomienda minimizar esta exposición. Consecuentemente, la AAP recomienda administrar suplementos de vitamina D a todos los bebés amamantados durante los dos primeros meses de vida y hasta que ingieran suficiente cantidad de leche enriquecida con vitamina D (a partir del año).
La Administración de Alimentos y Drogas (Food and Drug Administration, FDA) de EE.UU. regula la fabricación de leches infantiles para que contengan todos los nutrientes necesarios conocidos (incluyendo la vitamina D). Las leches comercializadas intentan reproducir los ingredientes de la leche humana y cada vez se están acercando más, aunque no han conseguido reproducir su composición exacta. ¿Por qué? Porque algunos de los componentes más complejos de la leche materna son demasiado difíciles de fabricar artificialmente y hay algunos que todavía no se han identificado.
Gratuidad. La leche materna no cuesta ni un céntimo. Y, debido a sus propiedades inmunitarias y a los anticuerpos que contiene, los bebés amamantados enferman menos que los alimentados con leche artificial. Por ejemplo, los investigadores han constatado que los bebés que se alimentan exclusivamente con leche materna tienen menos episodios de infección de oído. Esto implica menos visitas a la consulta del pediatra, lo que significa menor cantidad de copagos y menor necesidad de comprar medicamentos de venta con o sin receta médica.
Asimismo, las mujeres que amamantan a sus hijos tienen que faltar menos al trabajo para cuidarlos cuando se ponen enfermos.
Sabores diferentes. Por lo general, una madre lactante necesita 500 calorías adicionales cada día para producir leche materna, lo que significa que deberá ingerir una amplia variedad de alimentos equilibrados. Esto permite que los bebés amamantados puedan probar diferentes sabores a través de la leche materna, pues esta sabe de forma diferente en función de lo que haya comido la madre.
Disponibilidad. Sin tener que hacer carreras de última hora al supermercado, la leche materna siempre está disponible y lista para tomar. Y tampoco hace falta calentar biberones a media noche. A las madres que amamantan a sus hijos también les resulta más fácil estar activas -y entrar y salir de casa con sus bebés- sabiendo que podrán alimentarlos en cuanto los pequeños tengan hambre.
Prevención de la obesidad. Algunos estudios han constatado que la lactancia matera ayuda a prevenir la obesidad.
Bebés más listos. Algunos estudios sugieren que los niños alimentados exclusivamente con leche materna tienen CI ligeramente más altos que los alimentados con leche artificial.
Contacto "piel a piel”. Muchas madres disfrutan enormemente de la íntima conexión que establecen con sus bebés cuando los amamantan. Y el contacto piel a piel puede contribuir a afianzar el vínculo emocional que se establece entre madre e hijo.
Beneficiosa también para la madre. La capacidad de alimentar al bebé sin necesidad de administrarle ningún otro nutriente puede ayudar a una madre a ganar seguridad en sí misma sobre su capacidad para cuidar del pequeño. La lactancia también quema calorías y ayuda a que el útero se encoja tras el parto, de modo que las madres que amamantan a sus hijos recuperan la figura y pierden peso más deprisa. Así mismo, los estudios muestran que la lactancia materna ayuda a reducir el riesgo de cáncer de mama y también es posible que ayude a reducir el riesgo de cáncer de útero y de ovarios.
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