Muchas de las actividades cotidianas en el juego del niño contribuyen a desarrollar su psicomotricidad (gatear, moverse, correr, saltar).
A través de los juegos de movimiento, el niño descubre el mundo que le rodea, conoce su cuerpo mientras se desarrolla físicamente, aprende conceptos que le ayudarán a orientarse en el espacio y a ajustar más sus movimientos (derecha, izquierda, arriba, abajo, delante, detrás). Todos estos aspectos son clave para el aprendizaje que vendrá después.
Lo más importante es recordar que se trata de aprender a través del juego, así que nuestro hijo tiene que disfrutar y pasarlo bien. Algunos juegos de movimiento para poner en práctica con él:
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El diario del bebé