Durante sus primeros meses de vida, el bebé pasa mucho tiempo en la cuna, convirtiendo al colchón en la superficie donde estará más de la mitad del día. De ahí la importancia de su elección.
En el establecimiento donde hayamos adquirido la cuna seguramente contarán con una gran oferta de colchones. Si sólo necesitamos el colchón hay que tener en cuenta que ha de encajar perfectamente para evitar que entre ellos pueda quedar atrapado el pie, la mano o la carita del bebé.
Ha de ser firme, que no se hunda con su peso del bebé y que sea cómodo. El grosor recomendado varía entre 6 y 10 cm. y lo idóneo es que sea de un relleno hipoalergénico.
El colchón debe tener una funda con cierre o cremallera para poder lavarla en caso de emergencia. En caso contrario, contaremos con un protector de colchón. Los de tela impermeable pueden hacer transpirar más al bebé. Los de algodón deberán lavarse más a menudo. Lo importante es que el niño no pase calor. Otra opción es colocar protectores de celulosa en la zona del culete.
En cuanto a la ropa de cuna, las sábanas serán de fibras naturales, hilo o algodón, según la época del año. El tamaño será el mismo que el del colchón, siendo preferible que la de abajo tenga elástico. Los edredones no son recomendables hasta el año porque los bebés muy pequeños no saben regular su calor corporal. No abusaremos de las mantas procurando que se ajusten al colchón y que permitan al bebé adoptar la postura más cómoda.
TIPOS DE COLCHONES
Según sus materiales podemos encontrar colchones de los siguientes tipos:
Algunos cuentan con una capa antibacteriana para evitar que crezcan microorganismos en caso de reflujos o escapes del pañal.
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El diario del bebé