El Diario del Bebé.
El objetivo de regañar o reñir al niño debe ser educarlo, que aprenda y rectifique. Por este motivo, las regañinas deben ser constructivas; de lo contrario, no llevará al aprendizaje ni a la mejora del comportamiento del pequeño.
Los caprichos, la desobediencia, las peleas entre hermanos y los actos de rebeldía suelen ser la principal causa de las regañinas por parte de los padres.
Pero ¿cómo influyen los reproches de los padres en el estado emocional de los pequeños? ¿Tienen una función positiva o negativa?
Según los resultados de algunos estudios llevados a cabo en Estados Unidos, si los padres regañan con cierta violencia, pueden influir negativamente en el desarrollo emocional del niño y repercutir en sus relaciones con los demás cuando llegue a la edad adulta.
Si bien muchos padres consideran que el hecho de regañar al niño va estrechamente ligado a la crianza y la educación de los hijos, es necesario que aprendan a no excederse en el tono.
La reprimenda debe hacerse en el tono más calmado y pausado posible. Y, según la edad del niño, debe argumentarse, evitando las imposiciones.
La corrección debe invitar al pequeño a reflexionar sobre lo que ha hecho mal para que sea capaz de verlo por sí mismo y modificar su comportamiento.
No hay que olvidar que los pequeños se limitan a imitar lo que ven en su entorno familiar. Así, no se le puede exigir disciplina, calma o un comportamiento tranquilo y equilibrado si no la recibe de sus padres.
Las rutinas, la organización y la serenidad de los padres serán siempre las mejores armas para regañar al niño de la manera más constructiva posible.
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