Los niños son los más susceptibles de sufrir las picaduras de insectos, animales marinos o arácnidos que se producen durante el verano. Las picaduras de insectos en general, no son peligrosas, aunque algunos pueden transmitir enfermedades.
La reacción común es un dolor intenso en el momento en que se produce la picadura, la formación de una pápula (mancha elevada y sólida sobre la piel que mide menos de un centímetro), una desagradable sensación de picor y la posibilidad de que aparezca un edema progresivo en las horas siguientes. En caso de aparecer dolor intenso, edema, fiebre o dificultad respiratoria, es necesario actuar y acudir al médico.
El contacto con animales desconocidos puede provocar infecciones. Para evitarlas, conviene eludir el contacto con animales que no conozcamos o que presenten calvas o heridas en la piel.
CÓMO ACTUAR EN CASO DE PICADURA
Picaduras de insectos
Durante el verano, los mosquitos son los responsables de la mayor parte de las picaduras. Pese al uso de mosquiteras o lociones especiales, resulta muy difícil su prevención.
En caso de tratarse de un insecto tipo avispa o abeja se recomienda retirar el aguijón raspando suavemente la piel, pero nunca tirando de él ni apretando la piel; en caso de no poder extraerlo, acudiremos a un centro sanitario. A continuación limpiaremos la picadura con agua y jabón, aplicando hielo sobre la misma para reducir el dolor. Rascarse sólo conseguirá que empeore y aumente el riesgo de infección.
Tras una picadura de garrapata, la extraeremos entera aplicando alcohol, aceite o parafina en el área afectada.
Por lo general, la mayoría de picaduras de araña carecen de importancia, aunque pueden provocar una leve inflamación o reacción alérgica en la zona afectada. En caso de duda, acudiremos inmediatamente al pediatra.
Picaduras de animales marinos
Si la lesión procede de un animal marino (erizo, pez araña), hay que lavar con agua abundante la zona de la picadura para eliminar el mayor número posible de espinas. Después, sumergiremos la zona afectada en agua caliente durante media hora y, para acabar con el resto de espinas, lo mejor es utilizar unas pinzas o guantes.
Picaduras de medusa
Por otro lado, si la picadura es de medusa, se recomienda salir inmediatamente del agua y no frotar la zona afectada, retirando los tentáculos adheridos a la piel también con una pinza o guantes. En este caso, se debe lavar la herida siempre con agua salada y no con agua dulce ya que ésta facilita la descarga del veneno de los tentáculos. Por último, aplicaremos frío durante unos minutos y más tarde compresas empapadas en vinagre, bicarbonato o amoníaco.
En cualquier caso, hay que acudir al médico si se observa un empeoramiento de la zona afectada, si aparecen complicaciones de otro tipo (por ejemplo respiratorias), si no se pueden extraer las espinas con facilidad, si aumenta el dolor o la hinchazón, o si aparece fiebre.
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El diario del bebé