Con la llegada del otoño, descienden las temperaturas nocturnas manteniéndose un clima más agradable al mediodía. Este contraste térmico no es nada beneficioso para el bebé, por lo que es indispensable protegerle para evitar, entre otras consecuencias, posibles resfriados.
Algunas RECOMENDACIONES a tener en cuenta en el inicio de la nueva estación:
1. Encontrar la temperatura adecuada
Es fundamental evitar los cambios bruscos de temperatura. Hay que abrigar al niño cuando sea necesario pero sin hacerlo de forma excesiva.
Para comprobar si tiene frío o calor, tomaremos como referencia su nuca y su nariz. Si le suda la nuca es que tiene calor. Por otro lado, si tiene la naricita fría, necesita una prenda más.
La temperatura adecuada en casa debe ser de unos 20ºC; el ambiente muy seco obstruye su nariz impidiendo la expulsión de impurezas.
2. Disfrutar al aire libre
Lo más recomendable es salir a pasear con el bebé en las horas centrales del día para evitar los cambios bruscos de temperatura. El aire libre y el ejercicio moderado garantizarán su bienestar y le ayudarán a dormir. Si ya anda, correr por el parque le ayudará a sentirse mejor.
La luz del sol es fundamental para los más pequeños, ya que ayuda a sintetizar la vitamina D, responsable de fijar el calcio en los huesos favoreciendo su crecimiento. Una exposición indirecta de veinte minutos es suficiente para notar sus efectos.
El estado de ánimo también se beneficia de la luz solar ya que ésta estimula la producción de melatonina y serotonina, conocidas como "hormonas del bienestar".
3. Proteger la piel
La piel del bebé es muy sensible y el viento otoñal puede irritarla. La hidrataremos y protegeremos del aire con una crema hidratante específica.
4. Buena calidad de descanso
Es importante encontrar el equilibrio entre actividad y descanso. Generalmente, un niño entre uno y tres años debe descansar un máximo de doce horas en total a lo largo del día. Las distintas circunstancias de cada uno harán que duerman más o menos, pero lo importante es que sea un descanso de calidad, tranquilo y reparador.
5. Una buena alimentación
Una buena alimentación prepara el organismo del niño, fortaleciéndolo frente a posibles infecciones o resfriados.
Es importante que su dieta sea equilibrada y variada, que incluya hidratos de carbono, pocas grasas saturadas, una cantidad adecuada de proteínas, alimentos naturales nutritivos y vitamínicos (verduras, legumbres, frutos secos, hortalizas, frutas) y abundantes líquidos. En otoño, las frutas de temporada (naranjas, mandarinas, granadas) son ricas en vitamina C.
6. Llevar las vacunas al día
Desde el nacimiento del bebé, el pediatra nos informará del calendario oficial de vacunación que deberemos llevar al día, así como de otras vacunas que no son obligatorias pero que puede ser interesante administrarle.
El diario del bebé