El embarazo es una época de muchos cambios producidos por un motivo feliz. Aun así, es normal sentir estrés porque al ritmo de nuestra vida diaria hay que sumarle la responsabilidad que sentimos ante la perspectiva de convertirnos en mamás, las molestias propias del embarazo, el baile de hormonas, la aparición de inseguridades o tratar de seguir con el mismo ritmo de antes.
Hay que relajarse y pensar que hoy por hoy lo más importante es cuidarnos para cuidar a nuestro bebé, debemos priorizar y procurar estar lo más tranquilas posibles.
CÓMO HACERLE FRENTE
Lo ideal es intentar evitar situaciones que nos provoquen estrés. Es necesario identificar las causas que lo producen para desarrollar maneras eficaces de controlarlas. Estas son algunas ideas para poner en práctica:
- Cuidar la alimentación.
- Evitar alcohol y tabaco.
- Dormir las horas suficientes cada noche. Si es posible, también una pequeña siesta después de comer.
- Prescindir de actividades innecesarias y aprender a delegar.
- Compartir las preocupaciones con nuestra pareja, familia, amigos u otras mujeres embarazadas.
- Encontrar momentos para la relajación a lo largo del día (escuchar música, leer con las piernas en alto).
- Realizar alguna actividad física ligera como estiramientos, ejercicios de respiración o pequeños paseos. Practicar ejercicios especiales destinados a mujeres embarazadas.
- Aplicar técnicas para reducir el estrés como el yoga. En los cursos de preparación al parto nos enseñarán técnicas de relajación para reducir la ansiedad.
- Encontrar un rato para desarrollar actividades que nos apetezcan y disfrutar con ellas.
El diario del bebé
- Recurrir a ese pequeño detalle que nos relaja (velas perfumadas, esencias, incienso).
- Cambiar el ceño fruncido por una sonrisa, a veces con un solo gesto basta.