La monitorización es una gran ayuda que permite controlar algunos aspectos del estado del feto y la dinámica uterina durante la gestación y el parto.
En el embarazo, este método no invasivo suele utilizarse en las últimas semanas, pero no antes de la treinta y seis, para poder interpretar correctamente los parámetros. Durante el parto, pueden variar los momentos en los que se utiliza, por ejemplo nada más llegar al hospital o clínica, o una vez administrada la epidural.
El monitor fetal o cardiotocógrafo es un aparato que registra simultáneamente la frecuencia cardiaca fetal (FCF) y las contracciones del útero, su intensidad y duración. Todos estos datos se reflejan en una pantalla mientras van imprimiéndose en papel continuo.
El registro de datos puede hacerse de dos maneras:
La matrona y/o el ginecólogo vigilarán periódicamente el registro del monitor para evaluar su información. La prueba volvería a repetirse si se detectara alguna anomalía, además de realizarse otras complementarias.
En caso de que estuviéramos en el transcurso del parto, se pondrían en marcha los mecanismos de corrección necesarios, desde simples cambios de posición de la madre, hasta una cesárea.
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El diario del bebé