La excesiva permisividad con los hijos hace de ellos niños inseguros e infelices. La clave de su felicidad radica en darles pautas y enseñarles a respetarlas. ¿Cómo lograrlo?
Por Redacción, 27-03-2017 05:50:00El Diario del Bebé.
Con tiempo y paciencia, todo llega
Últimamente los problemas de obediencia van en aumento, y el término "niño tirano" se utiliza cada vez más a menudo. Es cierto que enseñar a obedecer a los hijos es complicado, pero también lo es que, si no les ponemos unos límites, los niños no aprenden a confiar en sus capacidades y crecen sintiéndose desorientados, poco queridos, inseguros... La hiperprotección les impide acatar normas y entender que sus derechos y deseos tienen que armonizarse con los de los demás.
Enseñar obediencia requiere tiempo y mucha paciencia por parte de los padres. La base para conseguirlo con tu hijo la asentarás a lo largo de su primer año, cuidándole con esmero, consolándole cuando llora, dándole la toma cuando tiene hambre... así él descubrirá lo importante que es para ti y se sentirá seguro. Poco a poco, a medida que vayan pasando los meses, llegarán las primeras normas, que le enseñarás más fácilmente si sigues varias pautas. Así lograrás que te haga caso.
Háblale mirándole a los ojos y sin interrogativas
Para lograr su atención cuando esté entretenido y conseguir que te haga caso, acércate a él, tócale un hombro o cógele de la mano, mírale fijamente a los ojos y dile con voz firme y cariñosa al mismo tiempo lo que quieres (por ej. “¡nos vamos!”). No uses frases interrogativas, sino afirmaciones (entre el primer y el tercer año tu hijo está en la fase del descubrimiento del "yo" y se opone a todas las órdenes para afianzar su incipiente personalidad).
Explícale el porqué de tu petición
A tu hijo le será más fácil obedecerte si entiende el motivo. La razón siempre debe ser verdadera, no le des una falsa para que te obedezca o terminará por no creerte. Tu mensaje ha de desprender suficiente autoridad. Sé muy comprensiva y ten mucha paciencia.
Tus “no” han de ser “no” siempre
Recuerda que tus “no” han de serlo siempre,en todo momento y circunstancia. Debes ser perseverante e insistir en tu negativa aunque estéis cansados, tengáis poco tiempo... La repetición de las normas debe ser una constante en el día a día, sobre todo entre los 12 y los 30 meses, para que poco a poco vaya interiorizándolas y las acepte como parte de una rutina.
Aplica consecuencias
Una norma que suele funcionar bien es aplicar una consecuencia después de dos avisos. Si le demuestras que cuando no obedece pasa algo, te prestará más atención e irá aprendiendo a obedecerte. Recuerda, eso sí, que las consecuencias deben llevarse a cabo justo después de la desobediencia, no vale esperar al día siguiente porque el niño no unirá ambos conceptos. Y que, además, deben ser proporcionales a su actitud y a su edad.
Convéncete: los límites son necesarios
Si no lo tienes claro, no podrás transmitírselo a tu hijo. Todos los niños necesitan límites porque le dan seguridad. Y, consecuentemente, no todo es negociable.
Está bien explicar al niño la razón de tu no y enseñarle a razonar, a dar argumentos para convencerte... Pero sin olvidar que la última palabra la tienes tú, y que es bueno que sea así. Sentir que sus padres deciden por él le tranquiliza.
Entrénate para actuar con más autoridad. Esto no implica hablar a voces, sino con una actitud más decidida.
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El diario del bebé