Es importante que las mujeres que deseen postergar la maternidad puedan conocer la cantidad y calidad de sus ovocitos, para actuar a tiempo si la reserva ovárica es reducida
Por Redacción, 19-07-2019 08:40:00El Diario del Bebé.
A partir de los 32 años el 10% de las mujeres sufre una reducción de su reserva ovárica, y esto disminuye también sus posibilidades de conseguir un embarazo. Las mujeres nacen con una cantidad de óvulos que va disminuyendo de forma progresiva e inevitable a medida que pasa el tiempo, al contrario de lo que les sucede a los varones, cuyos espermatozoides se regeneran constantemente.
En la última década se ha producido un significativo aumento en la edad a la que las mujeres deciden tener su primer hijo, y según datos del Instituto Nacional de Estadística del primer trimestre de 2011, en nuestro país la edad media para ser madre se sitúa en 31,06 años, una edad a la que la reserva de ovocitos –que ronda el número de 400.000 en la época en la que se produce la primera menstruación– se ha reducido a alrededor de 200.000.
Si la fertilidad de la mujer está directamente asociada a su edad es importante que aquellas que deseen postergar la maternidad, puedan conocer en un momento determinado la cantidad y calidad de sus ovocitos, para actuar a tiempo si la reserva ovárica es reducida. Por suerte, en la actualidad, ya se dispone de técnicas para averiguar la capacidad funcional de los ovarios y la calidad ovocitaria. Se trata de el recuento de folículos antrales (RFA) y el análisis de la hormona antimülleriana (AMH), dos pruebas que sirven para evaluar la capacidad reproductiva de la mujer.
Así, como explica la Dra. Victoria Verdú, coordinadora de Ginecología en la Clínica Ginefiv -especializada en el tratamiento de la esterilidad y la infertilidad-, con la RFA se comprueba el número de folículos presentes en cada ovario, y se considera una ‘reserva óptima’ una cantidad de entre 5 y 10 folículos por ovario. En cuanto a la hormona antimülleriana, añade la experta, se trata de un indicador proporcional del número de óvulos disponibles que tiene una mujer a cada edad y permite conocer además la calidad de los ovocitos.
El RFH se comprueba mediante una ecografía vaginal, como las que habitualmente se realizan en las revisiones ginecológicas rutinarias, y la Dra. Verdú señala que estas técnicas se pueden incorporar al resto de pruebas que se realizan las mujeres cuando acuden a la consulta ginecológica para conocer sus posibilidades reproductivas en ese momento, y estarían especialmente indicadas para las pacientes que estén intentado quedarse embarazadas sin éxito.
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