El Diario del Bebé.
A mitad del ciclo menstrual, uno de los dos ovarios de la mujer libera un óvulo que llega hasta una de las dos trompas de Falopio. Es allí donde se va a producir la concepción, y adonde tienen que llegar los espermatozoides depositados en la vagina durante el coito o relación sexual. Ocurre en el momento en el que uno de ellos penetra en el interior del óvulo. Para conocer algunos de los secretos de ese momento, contamos con la ayuda de la doctora Victoria Verdú, coordinadora de ginecología de la clínica Ginefiv.
El organismo femenino ayuda a la concepción
Mientras la mujer no está ovulando, el moco de la cérvix, por donde tienen que pasar los espermatozoides tras la eyaculación dentro de la vagina, es espeso y escaso, de forma que dificulta el paso de estos. Sin embargo, cuando del ovario se desprende un ovocito listo para ser concebido, el moco se vuelve más acuoso y transparente.
Así "los espermatozoides pueden atravesar con facilidad el cuello uterino y viajar por el útero hasta las trompas de Falopio", afirma la doctora Verdú, donde el óvulo les está esperando; el óvulo es inmóvil, y el viaje que realiza desde el ovario hasta el tercio de la trompa lo hace gracias a los movimientos de dicha trompa.
Para concebir, hay que "acertar" en el día
El óvulo, se trata de una célula muy grande y con una "esperanza de vida" corta, entre 24 y 36 horas. "Los espermatozoides, en cambio, son células más pequeñas y más resistentes, que pueden vivir dentro del aparato reproductor femenino cuatro o cinco días después de la relación sexual", explica la doctora Victoria Verdú.
Por lo tanto, la concepción es un ejercicio de sincronización y, por qué no decirlo, de suerte: a veces cuando los espermatozoides llegan a las trompa en busca de un óvulo y se encuentran que no hay "nadie" esperándoles, pueden estar incluso varios días, dando vueltas. Si en esa espera se produce la ovulación, quizás tenga lugar una fecundación. Si no, morirán. Lo que realmente funciona es tener relaciones ovulando
Sólo un espermatozoide fecunda al óvulo
Sólo un espermatozoide fecunda al óvulo Durante el coito, el varón puede llegar a eyacular entre 300 y 500 millones de espermatozoides. De esos apenas 3 millones atraviesan la cérvix. Muchos se pierden por el camino, adheridos a los pliegues y a las cavidades del útero.
Apenas unos centenares consiguen llegar hasta la parte superior de las trompas de Falopio, donde se encuentra el óvulo. Pero de ellos, solo uno será el elegido. La membrana externa del óvulo, la llamada zona pelúcida, es dura.
La entrada se produce por la reacción de unas enzimas que se encuentran en las cabezas de los espermatozoides, que consiguen erosionar esa pared. Pero solo uno conseguirá romperla del todo. Una vez que un espermatozoide penetra en el óvulo, la capa que rodea al óvulo se endurece de tal forma que ningún otro espermatozoide puede penetrar.
La fecundación: así surge un ser único en el mundo
Pero aún falta un paso más para el nacimiento del nuevo ser, la fecundación: el espermatozoide se desprende de la cola y la cabeza avanza hasta el núcleo del óvulo para fundirse. Y en ese preciso momento es cuando aparece una nueva célula, diferente y única: el cigoto, con una carga genética distinta a la de cualquier otro ser, con 46 cromosomas, la suma de los 23 que aportó el ovocito materno y otros tantos del espermatozoide paterno, con toda la información para crear un bebé: el sexo, el color de sus ojos y pelo, como serán sus facciones…
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