La situación de una placenta previa suele evolucionar durante el embarazo ya que una placenta implantada cerca del cuello del útero, con el tiempo, puede alejarse durante el proceso de crecimiento del útero.

Los riesgos de una placenta previa son varios como por ejemplo, sangrados importantes especialmente en el 3r trimester. En estos casos, hay que consultar al médico urgentemente ante estas pérdidas de sangre y las contracciones inesperadas, ya que para solucionarlo pueda que sea necesario la hospitalización hasta el parto e incluso avanzar el momento del parto.

El ginecólogo puede prescribir medidas preventivas: descanso y reducción de actividades cotidianas, para evitar la aparición prematura de contracciones y hemorragias.

De hecho, cuando la placenta cubre totalmente el orificio de salida se habla de placenta envolvente, y el parto sólo puede producirse por cesárea. Cuando la placenta sólo está cerca de la salida (placenta previa marginal), a veces es posible el parto por vía natural, pero no se garantiza que evolucione correctamente.