El Diario del Bebé.
Ejercitarse durante el embrazo podría no solamente tener efectos benéficos sobre la salud física de la madre y su hijo, sino también sobre el desempeño intelectual de los hijos a lo largo de la vida. Lo anterior según un estudio realizado por científicos canadienses.
Según esta investigación, los bebés de madres que realizaron al menos tres sesiones a la semana de ejercicio moderado, mostraron patrones más maduros de actividad cerebral. Esto se desprende de pruebas controladas en humanos, realizadas de manera aleatoria.
“Sabemos que el ejercicio es bueno para muchas cosas durante el embarazo. Hace que la madre se sienta mejor, da mayor control sobre el aumento de peso, y también tiene un impacto en el aumento de peso durante la vida de los hijos. Lo que estamos diciendo es que hay un bono, ese ejercicio da un hándicap positivo a los niños en el desarrollo cerebral”, señala Elise Labonte-LeMoyne, de la Universidad de Montreal.
Las participantes en el estudio se unieron a éste durante su primer trimestre de embarazo y fueron asignadas de manera aleatoria a un grupo de ejercicio o a un grupo de control sedentario. Las 10 mujeres incluidas en el grupo de ejercicio realizaron sesiones semanales de caminata, trote o natación. La intensidad de los ejercicios realizados fue solamente la necesaria para que quedaran ligeramente sin aliento. Al grupo control, conformado por ocho mujeres, se le pidió que no realizaran ningún ejercicio.
Entre una y dos semanas después de que nacieran los bebés, se realizaron mediciones de su actividad cerebral, tanto en actividad como durmiendo, al escuchar una serie de sonidos. En ambos casos se encontró que los patrones del cerebro eran más eficientes para discriminar entre sonidos ya escuchados y sonidos nuevos en los niños de las mujeres que tuvieron actividad física durante el embarazo.
La doctora Labonte-LeMoyen, expusó estos datos durante la reunión de la Sociedad de Neurociencias en San Diego. Ahí señaló que “los bebés nacidos de madres que son físicamente activas tienen una actividad cerebral más madura, sugiriendo que su cerebro se desarrolló más rápido”. La doctora explicó que esto es importante de observar en esta etapa del desarrollo, “porque la habilidad para discriminar el sonido es la base del aprendizaje del habla y para entender el sonido que nos rodea”.
Anteriormente, un estudio realizado en Dinamarca había encontrado que el ejercicio prácticamente no tiene efectos directos en la talla del bebé, pero sí disminuye el riesgo de que sea demasiado pequeño o demasiado grande en su etapa gestacional.
Sin embargo, los especialistas advierten que las mujeres embarazadas deben evitar los deportes de contacto y evitar ejercitarse tan intensamente que pierdan el aliento. Las mujeres que antes del embarazo no realizaban ninguna actividad física deben empezar con no más de 15 minutos continuos de ejercicio por tres veces a la semana, y lentamente incrementar hasta cuatro sesiones semanales de máximo media hora cada una. Es muy importante de que antes de iniciar cualquier programa de ejercicios lo consulten con su médico.
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