El Diario del Bebé.
El estilo de vida condiciona la fertilidad a través de diferentes factores como la alimentación, el sedentarismo o el tabaquismo, hasta el punto de que el consumo diario en mujeres de más 10 cigarrillos al día puede reducir hasta un 50 por ciento las probabilidades de quedarse embarazada.
Así lo han destacado los asistentes al X Curso de actualidad en factores ambientales y estilos de vida en Ginecología y Obstetricia y técnicas de reproducción asistida, organizado en Vigo (Pontevedra) por el Grupo IVI.
A esta situación, según ha explicado Elkin Muñoz, director de IVI Vigo y organizador de la jornada, se suman otros efectos que provoca el consumo de tabaco como un aumento del riesgo de aneuploidías --alteraciones cromosómicas que pueden ocasionar enfermedades genéticas en el feto--, un aumento en las tasas de aborto e incluso de gestaciones ectópicas.
Además, también repercute negativamente a los tratamientos reproductivos, ya que afecta a la reserva ovárica, la respuesta ovárica a la estimulación y la receptividad uterina.
"La implantación embrionaria requiere un endometrio adecuado para que el embrión en estadio de blastocisto se fije y pueda continuar su desarrollo intrauterino. Los diferentes compuestos del tabaco, tales como el benzopireno, el cadmio y la nicotina están implicados en mecanismos que pueden comprometer la implantación embrionaria", ha explicado Susana Portela, ginecóloga de IVI Vigo.
Además, el tabaquismo puede afectar de igual modo a la fertilidad masculina, ocasionando una disminución y alteración tanto en la cantidad como en la calidad seminal o un aumento del estrés oxidativo, ligado directamente a problemas de infertilidad.
Por otro lado, y más allá del tabaquismo, en el encuentro también se han abordado los efectos que la obesidad puede tener sobre la salud reproductiva masculina y femenina. De hecho, la prevalencia mundial de esta enfermedad ha aumentado en las últimas décadas, convirtiéndose en un problema de salud de primera magnitud en las sociedades modernas, en las culturas occidentales y en los países desarrollados.
En la mujer, la obesidad puede perjudicar sus ovocitos, el proceso de implantación de los embriones, e incluso el transcurso del embarazo, potenciando en gran medida el riesgo de aborto.
Para Agustín Ballesteros, director de IVI Barcelona, entre un 20 y 40 por ciento de las mujeres embarazadas son obesas o alcanzan un exceso de peso en el embarazo, según muestra un estudio que realizado durante 2012 entre más de 9.000 pacientes de sus clínicas.
La obesidad femenina también tiene consecuencias a corto y largo plazo sobre la descendencia, ya que ha demostrado ser un factor de riesgo importante de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, el síndrome metabólico y la diabetes.
Y es que la alteración de la función metabólica fetal inducida por la obesidad, a través de mecanismos epigenéticos --factores no genéticos que intervienen en el desarrollo del feto-- podría tener un efecto intergeneracional y perpetuar la obesidad en la próxima generación.
En el caso del hombre, se ha comprobado una disminución en la calidad del semen que se extiende en proporción al aumento progresivo de la obesidad.
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