El Diario del Bebé.
Nada de esto tiene que ver con la eclampsia, verdadera enfermedad del embarazo, que bien podría definirse -con licencia científica- como “intolerancia” a la progresión del mismo. Entre sus complicaciones, la pree-clampsia (y por supuesto en mayor grado la eclampsia) se caracteriza por la hipertensión arterial, que sería la responsable -en este caso- de las cefaleas.
Las primeras, las comunes, no tienen más consecuencias que las derivadas del dolor mismo. Las que se deben a la hipertensión, debe alertarnos de que algo anda mal. Distinguirlas es fácil: las cefaleas de la eclampsia son muy intensas y aparecen en el tercer trimestre del embarazo, en situaciones en las que, por lo general, no se habían presentado dolores de cabeza al comienzo. Las hormonales son más intensas al comienzo de la gestación y tienden a ser mejor toleradas y más suaves a lo largo de la misma.
El tratamiento posible en el embarazo se reduce a favorecer la evacuación de la vesícula biliar (antiespasmódicos) y a la administración de aspirina, con la salvedad de que esta última no puede ser ingerida en forma indiscriminada ni permanentemente.
Antes de recurrir a ella, hay que consultar siempre con el obstetra.
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