La importancia de la higiene personal aumenta durante la gestación. La ducha o el baño con agua y jabón neutro e hipoalergénico no sólo estimulan la circulación sino que también funcionan como relajantes.
En principio, es mejor decantarse por la ducha porque después del baño se produce un exceso de deshidratación cutánea. Para evitar la dilatación de las venas, hay que procurar que la presión del agua sea suave y su temperatura no muy alta.
Si no podemos renunciar a un buen baño, vigilaremos su duración (no más de veinte minutos) y la temperatura del agua (unos 30ºC). Para favorecer la circulación, lo recomendable es finalizarlo con una ducha de agua fría, especialmente en las piernas en sentido ascendente (desde el tobillo hacia los muslos). Prescindiremos de las bañeras de hidromasaje y sólo utilizaremos el jacuzzi en caso de no recibir los chorros directamente en el abdomen, si el agua no está muy caliente (no más de 38ºC) y evitando las tres últimas semanas de gestación.
A partir del octavo mes de embarazo evitaremos la bañera porque el tapón mucoso podría estar ablandándose. Tampoco debemos hacerlo si ha habido rotura de bolsa o tenemos contracciones de parto.
Sea cual sea nuestra elección, pondremos especial cuidado para evitar resbalones.
El diario del bebé