La doctora en Psicología, Nerea Lertxundi Iríbar (Universidad del País Vasco), ha confirmado en su tesis la influencia en el desarrollo neuropsicológico del menor de los contaminantes ambientales durante la gestación.
Según palabras de la autora "he observado en mi estudio el efecto negativo en los niveles de algunos compuestos organoclorados, los bifenilos policlorados (PCBs), analizados en sangre materna del primer trimestre del embarazo, sobre el desarrollo cognitivo y psicomotor de los menores a los 14 meses de edad”.
Los PCBs son compuestos orgánicos persistentes que, por sus características físico-químicas, se han utilizado masivamente sobre todo en el campo industrial. "Actualmente, la utilización de la mayoría de estos compuestos está regulada, restringida o prohibida por la evidencia científica de su toxicidad; no obstante, debido a sus propiedades lipofílicas, su persistencia tanto en el organismo como en el medio ambiente y su capacidad de bioacumulación están todavía presentes en los seres humanos, aunque los niveles hayan disminuido considerablemente", ha aclarado Lertxundi.
El estudio se basó en una muestra de 638 díadas de madres e hijos de tres comarcas naturales de Guipúzcoa, organizándose a través del Hospital de Zumárraga. La obtención de datos se llevó a cabo durante diferentes fases del embarazo, en el nacimiento del bebé y a los 14 meses de edad del mismo. "La disminución del rendimiento neuropsicológico observado en relación a los niveles de PCBs en sangre de sus madres no tiene implicaciones clínicas a nivel individual ya que el rendimiento cognitivo y psicomotor de todos los menores fue el esperable según su grupo de edad", ha explicado Lertxundi.
Todos estos resultados se extraen de su tesis doctoral 'Asociación entre factores conductuales, socioculturales y familiares, desarrollo neuropsicológico y niveles de exposición a compuestos organoclorados durante el desarrollo intrauterino y el primer año de vida', dirigida por los doctores Jesús Ibarluzea Maurolagoitia y Eduardo Fano Ardanaz de la Facultad de Psicología de la UPV/EHU.
El trabajo se ubica dentro del Proyecto INMA-Infancia y Medio Ambiente. Las perspectivas futuras se centran en analizar la perdurabilidad de estos efectos observados a los 14 meses de edad de los niños, ya que los mismos han sido evaluados a los 26 meses de edad y actualmente están siendo evaluados a los 4 años de edad.
Para más información www.proyectoinma.org
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