El Diario del Bebé.
Una cesárea conlleva más riesgos que un parto vaginal, por lo que sólo suele recomendarse en aquellos casos en los que sea imprescindible para preservar la salud de la madre y el hijo. La recuperación tras la cesárea además lleva algo más de tiempo que la necesaria tras el parto vaginal. Teniendo esto en cuenta, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se recomienda que las cesáreas sólo se realicen si son estrictamente necesarias.
Normalmente, y en el caso en que la cesárea no se tenga que realizar de forma urgente, se programa un día y una hora para realizar la operación. La madre por tanto podrá saber días antes el momento exacto en el que va a nacer su hijo.
Tras administrar la anestesia (regional o general, dependiendo del estado de la madre), el cirujano hace una incisión en la pared abdominal y en la pared del útero. A través de estas incisiones, el médico coge al bebé y corta su cordón umbilical. A continuación, extrae su placenta y sutura las paredes uterina y abdominal.
Todo este proceso no suele llevar más de una hora. Una vez acabado, el amamantamiento se puede realizar sin ningún problema, aunque es posible que la madre se sienta un poco adormilada o confusa debido a los efectos de la anestesia.
En la mayoría de los casos, una cesárea se realiza con éxito y tanto la madre como el bebé resultan ilesos, pero en ocasiones se pueden producir algunos problemas como los siguientes:
Desde la OMS se establece que la tasa de cesáreas en países desarrollados debería situarse entre el 10 y el 15 por ciento; sin embargo, en España esta tasa es mucho más alta. El número de cesáreas ha ido en aumento desde el año 2001, y a fecha de 2011 la tasa se situaba en un 21,88 por ciento de los embarazos.
*Si te ha resultado interesante este artículo, te animamos a seguirnos en Facebook y Twitter
El diario del bebé