El Diario del Bebé.
Una pelota, un coche o una cocinita son parte de los juguetes que se han convertido en el escenario habitual de los hogares con niños. Y es que los más pequeños dedican una gran parte de su día al juego y nosotros, como padres, debemos fomentarlo y compartirlo.
El juego les permite desarrollar su autoestima, aportándoles seguridad y mejorando su interacción social. Jugando imitan y aprenden, se vuelven más creativos, autónomos y tolerantes.
Los padres y educadores estamos obligados a proporcionarles juguetes seguros, adecuados para su edad. Según el Observatorio de la Infancia, para que un juguete sea seguro debe cumplir la normativa legal vigente en España, informando del funcionamiento del juguete, de riesgos por su uso inadecuado y de las precauciones que se deben adoptar para su utilización.
Desde Calmatopic han elaborado una guía básica para dar a conocer los requisitos en los que debemos fijarnos a la hora de comprar un juguete:
También debe reflejarse la edad adecuada para el uso del juguete. Aunque no es obligatorio, sí se debe indicar especialmente en los juguetes destinados a los bebés y lactantes para evitar riesgos por asfixia por las piezas pequeñas.
Dentro de esta revisión de juguetes también nos fijaremos en que estén limpios para que no se conviertan en una fuente de bacterias e infecciones. Jabón y agua caliente serán nuestros aliados para dejarlos impecables.
Sin embargo, no podemos olvidar que el mejor juguete para un niño es el tiempo que pasan sus padres con él. Cuando crezca no recordará la cantidad de muñecos o coches que tuvo, sino las veces que jugó con sus padres, el tiempo compartido y las sonrisas de complicidad que harán cosquillas en su memoria.
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