La varicela es una enfermedad infectocontagiosa que aparece tras el contacto inicial con dicho virus. Puede aparecer en cualquier momento de la vida, pero en más del 90% de los casos se produce antes de los 10 años. El riesgo de infectarse lo marca el haber pasado la enfermedad o no haber sido vacunado, pues una vez pasada (o vacunada) se mantiene inmunidad para el resto de la vida.
La contagiosidad de la varicela es muy alta, siendo considerada una de las enfermedades infectocontagiosas más fácilmente transmisibles, con tasas superiores al 90%. El diagnóstico es clínico, se realiza con la visualización de las lesiones típicas. El tratamiento es antitérmicos y a veces asociar antihistamínicos.
Por Redacción, 06-11-2017 09:37:00El Diario del Bebé.
Vacuna contra la varicela
La vacunación debe realizarse en los primeros años de vida, justo cuando más riesgo tiene de padecerse, pues es una enfermedad no exenta de complicaciones e incluso muerte.
Actualmente, la recomendación de las sociedades científicas está en los 12-15 meses la primera dosis de vacuna, con una segunda dosis espaciada al menos 4 semanas.
Si atendemos a la financiación pública, en nuestro país se administra la primera dosis desde este 2016 a los 15 meses y la segunda dosis a los 4 años. Esta pauta, si bien disminuirá considerablemente el número de casos, no evita algunas varicelas de brecha o fracaso vacunal por una sola dosis, pues no se administra hasta más de dos años y medio después la segunda dosis. Lo óptimo es administrar a partir de los 12 meses las dos dosis, espaciándolas entre ellas al menos 4 semanas, de ese modo se consigue inmunizar totalmente al niño y evitar riesgos innecesarios.
Cómo actuar en caso de varicela
En caso de varicela, lo primero es aislar al afectado, que el niño deje de asistir a guardería o colegio, y mantenerlo observado en casa.
Al cursar con lesiones vesiculosas que son muy pruriginosas (pican mucho), la tentación de rascado es enorme, por tanto, para evitar las secuelas permanentes secundarias al rascado, se deben administrar antihistamínicos. En caso de cursar con malestar o fiebre, se pueden administrar antitérmicos, evitando siempre la administración de Aspirina por riesgo de fallo hepático. Evitar los calmantes tópicos tipo talquistina, pues pueden favorecer la sobreinfección de las lesiones.
En ocasiones se utilizan antisépticos del tipo sulfato de cobre o sulfato de zinc que ayudará a resecar las lesiones, pero su uso debe ser prescrito y administrado según recomendación del pediatra.
Además, deberá evitarse el contacto con embarazadas por ser una población de riesgo de varicela grave para la madre y sobre todo para el feto.
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El diario del bebé