El Diario del Bebé.
Hoy en día son muchas las causas que pueden hacer fracasar la lactancia materna. No solo nos encontramos a gente que nos da su opinión respecto a lo poco que alimenta la leche materna, si no que a veces una anquiloglosia nos puede hacer pensar que tienen razón. Esta alteración se produce cuando el bebé nace con el frenillo demasiado corto o inflexible, lo que provoca que no pueda mover libremente la lengua al mamar.
Aunque la opción más habitual es la de cortar el frenillo, hay muchos pediatras que prefieren hacer un previo seguimiento del bebé. Si aunque el bebé tenga el frenillo corto es capaz de mamar bien y gana peso adecuadamente, cortarlo no será necesario por el momento. En muchas mujeres, el pecho es flexible y moldeable, por lo que el bebé puede adaptarlo a su boca. Y si con suerte la anquiloglosia del bebé es flexible, podrá aprender a mamar sin problemas. Si por el contrario el pediatra ve que el frenillo supone un estorbo, se lo cortará. Para detectarlo hay una serie signos y síntomas que se presentan:
Como norma general la mayoría de los pediatras en el momento que se presente un frenillo corto efectuarán una frenotomía. Es una técnica muy rápida y sencilla que no necesita puntos y raras veces tiene complicaciones. En el caso de no haber hecho esta leve intervención antes de los 8 meses y la anquiloglosia siga dando problemas, será necesaria una intervención algo más compleja, por lo que la recomendación de los pediatras es cortarlo antes para evitar problemas a largo plazo.
Y aunque son muchos los síntomas que pueden hacernos dudar de si nuestro bebé tiene el frenillo corto, no todas las veces esta alteración es un problema para la succión; como hemos visto al principio, es posible que el frenillo se adapte ganando flexibilidad. Lo más importante es intentar continuar en la medida de lo posible con la lactancia materna y solicitar ayuda de vuestro pediatra y matronas. Que un frenillo corto no suponga el fin de algo tan mágico para tu bebé y para ti.
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