El Diario del Bebé.
Las verrugas en los niños son como unas manchas en relieve, de forma redondeada, con una superficie rugosa y endurecida, del color de la piel o bien de un color amarillento o ligeramente rosado. Las verrugas en los niños pueden ser pequeñas, como la cabeza de un alfiler, o pueden llegar a medir medio centímetro de diámetro. Aparecen con más frecuencia en las manos, las rodillas, los codos y la planta de los pies. Desaparecen espontáneamente, así como aparecen. Tratarlas de forma adecuada evita el contagio a otras personas y su difusión a otras partes del cuerpo.
Para eliminar las verrugas en los niños, hay que sumergir la verruga durante algunos minutos en agua caliente y, después, secarla con una toalla, que, para no difundir el contagio, no deben usar los demás. Después, hay que cortar la parte más superficial de la piel con unas tijeritas o, si se prefiere, frotarla con una piedra pómez. Seguidamente, hay que aplicar una solución antiverrugas, prestando atención a no tocar la piel circundante, esperar a que se seque perfectamente y cubrir con un esparadrapo. El tratamiento debe repetirse diariamente durante 20-30 días. En algunos casos, puede ser necesario aplicar localmente sustancias corrosivas o bien recurrir a la crioterapia con azoto líquido. Será el dermatólogo quien valore esta decisión, en función de la localización, el tamaño y el número de verrugas.
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