María José Ordeig es matrona, asesora de lactancia materna y educadora de masaje infantil, impartiendo talleres en España y Estados Unidos. Ha desarrollado su labor en sala de partos, atención primaria y clases prenatales. Todos los jueves a las 19:30 está disponible en el Consultorio de Facebook para resolver las dudas de nuestros lectores.
Hoy en día es habitual oír hablar del masaje infantil y sus numerosos beneficios. El Diario del Bebé ha querido profundizar en este tema entrevistando a una experta para que nos devele todos los secretos de esta práctica.
Actualmente se habla mucho de masaje infantil ¿en qué consiste exactamente? ¿Adónde nos remontamos para conocer su origen?
El masaje infantil es un tipo de masaje que se dedica al bebé y que engloba distintos movimientos. La persona que lo realiza suele ser alguno de los padres o persona importante para el bebé.
Podríamos decir que existen diferentes escuelas respecto al masaje infantil y cada una tiene una filosofía. Yo me formé con la Asociación Española de Masaje Infantil (AEMI), y comparto su idea del masaje: favorecer y aumentar el vínculo afectivo con el bebé. Por supuesto que el masaje conlleva ventajas (¡y muchas!) pero la idea principal es promover el tacto y todo lo que se transmite a través de él.
Para conocer el origen del masaje infantil tendríamos que mirar a Oriente, principalmente las culturas india y china, donde el masaje es una práctica habitual incorporada a los cuidados básicos del bebé. Desde allí se traslada a Occidente a través de algunas personas como Vimala McClure o Frederick Leboyer quienes tras conocerlo lo estudian, incorporan conocimientos y lo trasmiten a nuestra cultura.
¿Qué es el masaje Shantala?
Shantala es el nombre de un hermoso libro del obstetra francés Frederick Leboyer, una mezcla entre poema escrito y fotográfico y guía de masaje infantil. En el libro se describe un tipo de masaje hindú al que se le llamará después masaje Shantala en honor a la joven madre que lo da en el libro. El masaje Shantala es el masaje que se describe a lo largo de esta entrevista.
¿Qué edad es la más recomendable para iniciar al bebé en él?
En principio, el masaje infantil va dirigido a bebés entre mes y medio de vida y el año, aunque cada bebé marca su momento. Antes del mes y medio el bebé está aún “encontrándose” en el mundo y su pequeña vida está llena de estímulos. Un masaje estructurado puede sobreestimularle demasiado. Cuando hablo de “estructurado” me refiero a hacerlo de una manera organizada en una sesión. Con esto no quiero decir que no se deba tocar al bebé, muy al contrario, el bebé se alimenta de caricias y tacto y está acostumbrado a ello, no hay que olvidar que estuvo siendo tocado día y noche durante 9 meses seguidos dentro del útero.
Exactamente ¿qué aporta a nuestro bebé el masaje? ¿Cuáles son sus beneficios a nivel fisiológico y afectivo?
El masaje infantil tiene muchos beneficios, y no son exclusivos del bebé, también los padres, la familia y la sociedad se benefician de él.
En un plano afectivo el masaje favorece el vínculo, hace que el bebé sienta amor, ayuda a los padres y bebés a construir una buena autoestima y ayuda a aprender más sobre las necesidades y deseos del bebé. En familia con otros hijos sirve para implicar a los hermanos mayores. En mujeres que lactan puede ayudarles en el mantenimiento de la lactancia.
A un nivel físico, el masaje relaja, promueve un mejor sueño, estimula sensorialmente al bebé, ayuda al conocimiento de su cuerpo y puede mejorar las digestiones, los cólicos y el dolor de la dentición.
La sociedad se beneficia del masaje ahorrando recursos, por ejemplo, un menor tiempo de ingreso en unidades de prematuros. También existen estudios que concluyen que dar masaje a nuestros hijos previene el maltrato infantil.
¿Existen distintos tipos de masajes según su finalidad? De la misma manera, ¿qué técnicas de masaje pueden aplicarse?
Más que tipos de masajes, hablaría de pases o movimientos. Cuando enseñamos el masaje a los padres les mostramos los movimientos y los beneficios de cada uno de ellos. Quizás el más famoso es el que mejora los cólicos del lactante pero también hay movimientos para las molestias de la dentición, movimientos que relajan y adormecen, así como para estimular la coordinación motora y la flexibilidad.
Respecto a las técnicas empleadas, en el caso concreto del masaje que enseñamos desde AEMI se entremezclan técnicas hindúes, suecas y de reflexología.
Con respecto al cólico del lactante ¿es cierto que el masaje puede aliviar al bebé? ¿Cómo debería realizarse para lograr reducir las molestias?
El cólico del lactante es un término que no queda definido con claridad. Se sabe que el bebé tiene un llanto inconsolable (casi el mismo que los padres), que muestra dolor, que suelen aparecer por la tarde y que suele relacionarse con gases abdominales. Quien haya tenido un cólico de gases en etapa adulta recordará que es muy molesto.
Por otra parte, el bebé está aún muscularmente inmaduro y puede tener dificultad para expulsar los gases. Con el masaje para los cólicos, los movimientos que hacemos van dirigidos a favorecer la expulsión de dichos gases y prevenir su acumulación en la tripa. Los movimientos se hacen sobre el abdomen del bebé y siempre siguiendo el sentido de salida del intestino.
Es importante añadir que este masaje ha de hacerse cuando el bebé está relajado y no con el cólico. Un buen momento para hacerlo podría ser en el cambio de pañal.
¿Están especialmente indicados en algún caso especial, por ejemplo en bebés prematuros?
El masaje infantil está indicado en cualquier tipo de bebé ya que el tacto es necesario en su desarrollo. En ciertos casos, como en los bebés prematuros, está aún más indicado, tanto para ellos como para sus padres. Estudios sobre el tacto y la prematuridad hechos en diferentes hospitales demuestran que un bebé a quien se le hace masaje infantil en la Unidad de Neonatos, engorda más y tiene un menor tiempo de ingreso. Para los padres, existe una mayor vinculación con el bebé.
¿Hay posibilidad de lesionar al bebé?
Básicamente no, aunque no hay que olvidar que el bebé es un ser en constante crecimiento y hay zonas como las articulaciones que no permiten un amasado o presión como hacemos sobre el músculo.
Por otro lado, es importante que mientras demos el masaje prestemos atención a las señales que nos envía el bebé, para poder parar si no le está gustando.
Un elemento básico del masaje es la conexión constante con el niño; cuando hay algo que no le gusta lo expresará de diferente manera según el tipo de bebé que sea. Algunos aumentarán su movimiento corporal, otros emitirán sonidos o incluso empezarán con pucheros o llanto. La idea es reconocer cómo se comunica y no esperar a llegar al llanto para parar el masaje. Y este comportamiento de “no me gusta” o “no estoy cómodo” lo repetirá en otras situaciones de su vida, de ahí que el masaje nos aporte conocimiento sobre nuestro hijo o hija.
¿Cómo sabemos que el masaje está siendo efectivo?
Dependerá de cada bebé. Algunos padres comentan que tras las sesiones de masaje el bebé se queda más relajado o empieza a dormir más. Otros señalan que ha mejorado los cólicos. En general, lo que perciben los padres es que el momento del masaje resulta gratificante por sí mismo para ambas partes. Recuerdo un padre que comentaba, entre asombrado y encantado, que desde que hacía masaje a su hijo de 3 meses éste le miraba de una manera diferente…
Dicho todo esto, también hay que decir que el masaje no es algo milagroso e instantáneo, y que no gusta a todos los bebés (aunque sí a la mayoría).
¿Qué condiciones físicas y ambientales son las más adecuadas para realizar el masaje?
Todo bebé puede ser candidato a un masaje infantil salvo en situaciones especiales como fiebre mayor de 38ºC, una vacuna recién puesta, procesos infecciosos o tumorales, hemorragia… Por el contrario, en bebés que puedan tener algún tipo de escayola, se recomienda hacerlo incluso sobre ésta para proporcionar un esquema corporal al bebé.
En cuanto a las condiciones medioambientales, son parecidas a las que se hacen con un adulto, luz tenue que no se dirija a los ojos (pensar que el bebé estará boca arriba), temperatura agradable en la sala (el bebé estará desnudo), quizás una música suave o un aceite de un olor suave. Y todo ello sin olvidar las normas de seguridad; es importantísimo dar el masaje en un lugar donde el bebé no pueda caerse. En resumen, un lugar cómodo para el bebé y para quien le dé el masaje.
Respecto el momento del día, cada madre o padre lo organizará en función del tiempo que tengan ellos o de cómo le agrada más al bebé. Por ejemplo, si vemos que el masaje le relaja, quizás podamos utilizarlo en un momento del día en el que esté más excitado; por el contrario, un bebé que sepa que tras el baño viene la cena, puede irritarse mucho si le hacemos un masaje entre medias. Por otro lado, hay algunos movimientos de masaje que es mejor no hacerlos en determinado momento, como hacer un masaje de abdomen después de haber comido.
¿Cómo se desarrolla una sesión de masaje?
Para dar un masaje a nuestro bebé lo primero es encontrar un momento bueno para los dos, sin prisas. No hay una duración exacta del tiempo que dedicamos al masaje pero suele estar entre el cuarto de hora y media hora. Elegir un ambiente tranquilo también ayudará.
Hemos de ser conscientes que al iniciar el masaje, muchos de nuestros gestos crearán un ritual que luego pondrá en situación al bebé: ir contándole lo que vamos a hacer, preparar el aceite, acariciarle, pedirle permiso para iniciar el masaje o despedirnos cuando hayamos terminado.
El masaje se inicia en un orden que se intentará respetar para placer del bebé (hay que recordar que a los bebés les gusta y tranquiliza la idea de lo predecible). Podríamos empezar por las piernas e ir recorriendo el cuerpo desde abajo hacia arriba con diferentes movimientos que se habrán aprendido. Iremos viendo que algunos de los movimientos le agradarán más que otros, entonces podemos repetir ese movimiento con más frecuencia.
El masaje también permite introducir canciones o historias que se escenifican a través de los movimientos, así incorporamos sensaciones, miradas, ritmos y palabras que estimulan al bebé en un contexto de juego. El masaje es algo flexible y tiene mucho de creatividad.
¿Qué recomendación harías a los padres primerizos? ¿Es conveniente que sean ellos quienes lo realicen?
Mi primera recomendación sería tocar y coger a su hijo o hija, sin miedo, cerquita, piel con piel. Y si se animan, conocer más sobre masaje infantil. Podrían aprenderlo con algún libro o video tutorial, es una opción, pero si pueden, recomendaría hacerlo en grupo con otros bebés y otros padres, la dinámica es muy diferente.
¿Dónde podemos aprender a hacer estos masajes? ¿Hay alguna asociación dónde podamos informarnos?
Existen diferentes lugares donde poder encontrar estos cursos, desde centros dedicados a la primera infancia hasta algunas guarderías, centros cívicos, grupos de apoyo a la lactancia materna o incluso gimnasios. Una búsqueda en internet puede ayudarnos mucho. Algunas asociaciones infantiles también los ofrecen en sus páginas web.
Cuando hablo de masaje en los grupos de preparación al parto o en charlas informativas sobre el masaje infantil, me gusta terminar con una reflexión. Si alguien a quien queremos y nos quiere nos ofrece un masaje diario, en el momento que queramos y sólo si nos apetece, ¿qué diríamos?.
Para más información:
Schneider, V.: Masaje infantil. Ed. Medici.
Frederick Leboyer: Shantala, un arte tradicional, el masaje de los niños. Ed. Edicial.
Simón, M., Sánchez, M., Elizalde, Q.: Guía de Masajes para bebés. Ed. Parramón Parenting.
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El diario del bebé