El contacto piel con piel de la madre y su bebé desde el mismo momento del nacimiento y la cohabitación (siempre y cuando no haya una situación clínica que lo impida) son dos factores fundamentales para favorecer y mantener la lactancia materna en los recién nacidos, según el especialista en Neonatología del Hospital USP San José de Madrid, Montero Reguera.
Los niños deben ponerse en contacto directo con la madre desde un principio y mantenerlos así hasta que se produzca la primera toma. Por ello, y salvo en el caso de circunstancias excepcionales, es conveniente que el recién nacido permanezca con su madre en la misma habitación.
Con motivo de la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia, los expertos han recordado que los recién nacidos deben ser alimentados a demanda. Es recomendable que durante los primeros días hagan unas ocho tomas, que deben finalizar cuando el bebé se suelte espontáneamente.
El personal del hospital resolverá las posibles dificultades en la instauración de la lactancia materna, transmitirá tranquilidad a las madres y les ofrecerá todas las explicaciones necesarias sobre el proceso.
Del mismo modo, el experto ha destacado también la necesidad de que no se administren suplementos como agua, suero glucosado o zumos, mientras se está iniciando la lactancia, ni posteriormente si no están médicamente indicados. Además, ha recomendado evitar en la medida de lo posible el uso de chupetes durante ese periodo de instauración de la lactancia materna y emplearlos sólo cuando esté bien establecida.
Durante los cinco o siete días siguientes al alta hospitalaria, el bebé debe ser reconocido por el pediatra o una enfermera experta, quien hará una valoración, reforzará la lactancia y ayudará a la madre a resolver las dificultades que hayan podido surgir.
No obstante, la última decisión sobre la alimentación del niño la debe tomar la madre con la información, la formación y el apoyo necesario tanto de los profesionales sanitarios como de la familia y su entorno.
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