La llegada del bebé es una gran noticia que supone adaptar a esta nueva etapa la vida de toda la familia, incluso la de los animales domésticos que conviven con nosotros.
Los animales están hechos a sus hábitos. Si el nacimiento del bebé va a suponer la modificación de alguna de sus costumbres, puede ser más fácil que lo hagamos antes de que nazca el bebé.
En caso de tratarse de un animal joven, va a ser un desafío educarlo y cuidar al bebé. En caso de ser un animal mayor puede que requiera más tiempo enseñarle a no entrar en habitaciones a las que antes tenía acceso.
ANTES DEL NACIMIENTO DEL BEBÉ
Durante el embarazo, tenemos que planificar qué cambios deberemos realizar respecto a nuestra mascota. Es bueno hacerlos con el tiempo suficiente para darle un margen de adaptación; de esta manera no los asociará con el bebé. Algunos de estos cambios pueden ser:
EL RECIÉN NACIDO Y EL PERRO
Si tenemos un perro como animal de compañía, le ofreceremos una prenda del bebé antes de llevarle a casa para que se familiarice con su olor.
Cuando llegue el momento, entraremos solos para saludar al perro. Cuando lo hagamos con el bebé, será conveniente que le pongamos la correa. Nos sentaremos con el bebé en el regazo, cubriéndole con una mano la cabeza para indicarle al perro que vamos a proteger al nuevo miembro de la familia.
En caso de que el perro muestre una conducta inaceptable diremos "¡no!". Si retrocede por iniciativa propia, lo elogiaremos. Si no lo hace, lo sacaremos de la habitación.
Como precauciones básicas, no debemos dejar al bebé en el suelo, ni sostenerlo sobre la cabeza del perro ya que podría incitarle a saltar. Hablaremos al perro con voz normal, acariciándolo para tranquilizarlo. Si muestra señales de agresividad, apartaremos al bebé inmediatamente. Si parece que aprueba la presencia del bebé, dejaremos que le huela.
Tras el primer mes, si observamos que todo marcha bien, podemos empezar a integrar al perro en la nueva rutina diaria dejando que nos siga mientras atendemos al bebé. También le haremos caso cuando el bebé esté presente, no sólo si está en otra habitación. De esta manera no lo considerará una amenaza. En cualquier caso, nunca dejaremos al bebé cerca del perro sin vigilancia.
Asimismo, no dejaremos que el perro lama al bebé ya que no es higiénico.
EL RECIÉN NACIDO Y EL GATO
Los gatos son unos animales muy impredecibles, así que es mejor mantenerlos alejados del recién nacido. En caso de mostrar señales de agresión (acercarse sigilosamente, morder, gruñir, erizar el pelo, marcar su territorio con la orina o apuntar la cola hacia abajo), sacaremos al gato de la zona donde se encuentra el bebé.
Recompensaremos a nuestro gato por sus acciones positivas como no subirse a los muebles o mantenerse alejado del bebé.
El diario del bebé