Cuando se habla de alimentación complementaria nos estamos refiriendo a los alimentos sólidos, semisólidos o líquidos que contienen nutrientes y energía y que se administran a los lactantes de manera adicional a la leche humana o a la fórmula infantil. La introducción de alimentos complementarios se considera un paso crítico en la dieta del lactante puesto que repercuten en el crecimiento y tienen consecuencias en la salud a largo plazo.
Por Redacción, 05-11-2017 09:29:00El Diario del Bebé.
Alimentación complementaria en bebés
La leche humana proporciona una fuente de nutrición inigualable para los lactantes en las primeras etapas de la vida. Su composición es dinámica y evoluciona con el tiempo para adaptarse a las necesidades nutricionales de los lactantes. En particular, la concentración de proteínas sigue un patrón temporal y disminuye con las etapas progresivas de la lactancia.
Sin embargo, en los lactantes alimentados con fórmula la ingesta proteínica es mayor que en los alimentados al seno materno. Si además durante el periodo de alimentación complementaria se produce una ingesta proteica elevada existe un mayor riesgo de desarrollar obesidad en el futuro. Por ello, en la actualidad se recomienda utilizar fórmulas con un perfil proteico optimizado en calidad y cantidad y una alimentación complementaria que no incremente la ingesta proteínica global para fomentar el adecuado crecimiento y el desarrollo saludable de los lactantes.
Las dos razones clave para iniciar la alimentación complementaria son:
• La lactancia por sí sola es insuficiente para satisfacer las necesidades nutricionales del niño en desarrollo.
• Es importante introducir alimentos sólidos con sabores y texturas nuevos para desarrollar hábitos alimentarios saludables.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la American Academy of Pediatrics recomiendan la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de edad, con la introducción de la alimentación complementaria a partir de entonces. La European Society for Pediatric Gastroenterology, Hepatology and Nutrition recomienda su introducción entre los 4 y 6 meses de edad.
La práctica común en Pediatría es introducir cereales fortificados con hierro, seguido de frutas y vegetales y, posteriormente, carne. Se deben introducir nuevos alimentos de “un solo ingrediente” en cada ocasión y no se deben introducir nuevos alimentos durante por lo menos 3 a 5 días. Entre los 7 y 8 meses de edad, los lactantes deben consumir alimentos de todos los grupos alimenticios. La leche entera de vaca no debe introducirse hasta los 12 meses de edad.
Los padres deben conocer que la introducción temprana de la alimentación complementaria, por debajo de los 4 meses de edad, y el exceso de una ingesta proteica se ha vinculado con el desarrollo de sobrepeso, obesidad, diabetes mellitus, enfermedad cardiovascular, enfermedad atópica, alergias y enfermedad celíaca. Y también que una introducción tardía de los alimentos complementarios puede provocar un estado nutricional inadecuado y comprometer el desarrollo inmunitario del lactante.
La alimentación complementaria en los lactantes prematuros
Los lactantes prematuros tienen unos requerimientos nutricionales diferentes de los nacidos a término, en especial para energía, proteína, ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, hierro, zinc, calcio y selenio. Una ingesta nutricional óptima es muy importante en estos lactantes desde el nacimiento hasta la infancia para lograr un crecimiento adecuado, en especial el crecimiento cefálico que puede tener un impacto sobre la evolución del neurodesarrollo a largo plazo.
Por ello, la introducción de la alimentación complementaria en los prematuros es muy importante para evitar el retraso del crecimiento y deficiencias nutricionales importantes. El momento adecuado para su introducción dependerá más de su nivel de desarrollo motor grueso, en especial el control cefálico, que de la edad cronológica.
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