El verano ya está aquí. Es momento de disfrutar con nuestros hijos del sol y el aire libre. Aunque no es el mejor destino para los bebés muy pequeños, si optamos por la playa como lugar de vacaciones, deberemos tener en cuenta varias consideraciones.
Elegiremos una playa con bandera azul, símbolo de calidad, limpieza y buenos servicios. Una vez allí, como medida preventiva es bueno que nos situemos cerca del puesto de socorro, o al menos tenerlo localizado.
Es esencial no bajar la guardia en ningún momento. Si el bebé ya camina solo, le enseñaremos que no debe acercarse a la orilla aunque lleve puestos los manguitos. Otro detalle a vigilar es que no se meta nada en la boca.
Como norma general, recordaremos evitar las horas más calurosas, tenerlo siempre debajo de la sombrilla, ponerle crema de protección solar y vestirlo con ropa ligera de algodón y una gorra.
LOS BENEFICIOS DE JUGAR EN LA PLAYA
El aire y la luz del sol son factores que aumentan la producción de endorfinas. Además, el bebé se divertirá de lo lindo con el clásico balón hinchable. Jugar con la arena de la playa mejora el desarrollo motor, psicológico y los sentidos del bebé; dibujar en ella mejora su destreza manual a la vez que estimula su creatividad.
Al llenar y vaciar el cubo con arena u otros objetos, el niño se irá familiarizando con conceptos como dentro, fuera, peso, volumen y capacidad.
SI EL BEBÉ TIENE MENOS DE UN AÑO
Los bebés menores de seis meses no pueden ser expuestos al sol directo. Si es mayor de esta edad, evitaremos las horas centrales del día, manteniéndole en la sombra, vestido y vigilando que esté bien hidratado. Aunque esté debajo de una sombrilla, su piel es tan sensible que el reflejo del sol en la arena podría provocarle quemaduras.
A partir de los 8 meses, podemos bajarle a la playa fuera de las horas críticas para que experimente la sensación de mojar los pies en el mar y sentir el tacto de la arena. A esta edad el bebé pierde rápidamente calor corporal, por lo que están desaconsejados los baños de más de 10 minutos. Al salir hay que secarle muy bien con su toalla.
Si el niño ha jugado por la mañana en la playa, lo ideal es que después de la siesta cambiemos de actividad, por ejemplo dando un paseo.
SI EL BEBÉ YA HA CUMPLIDO UN AÑO
Es muy importante seguir protegiéndole del sol, ya que sus efectos son acumulativos. A partir de esta edad es cuando los niños empiezan a disfrutar de verdad en la playa. Le encantará pasear por la orilla, chapotear en el agua, jugar con la arena, el cubo y la pala. Si estamos en el agua y notamos que tiene frío, le sacaremos enseguida.
Llevaremos agua fresca y alimentos como la fruta para mantenerle bien hidratado. Aunque esté bien protegido, no estaremos mucho tiempo al sol.
Extremaremos las precauciones con el uso del flotador, ya que el niño puede darse la vuelta y quedar con la cabeza sumergida dentro del agua. Una opción son los de tipo braguero con sistema antivuelco. Los manguitos son otra opción muy buena; aun así debemos supervisarle en todo momento.
NO DEBEMOS OLVIDAR...
Lo más importante es, sin duda, disfrutar con nuestro hijo compartiendo pequeñas y grandes vivencias que le harán muy feliz.
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El diario del bebé