El inicio en la escuela infantil, suele representar la primera ‘separación’ del bebé y su familia. No todos los niños y sus papás afrontan este momento, así como tampoco hay una edad o una época del año concreta para hacerlo. Las circunstancias de cada familia son las que determinarán el inicio de esta nueva etapa en la vida del niño.

Para los padres también supone un periodo de adaptación en el que es probable que surjan preocupaciones y miedos. Lo importante es que el niño no lo perciba, ya que debemos transmitirle tranquilidad y seguridad. De esta manera le ayudaremos a que adquiera autonomía y confianza en sí mismo avanzando en su desarrollo.

ASPECTOS POSITIVOS DE LA ASISTENCIA A LA ESCUELA INFANTIL

Algunos padres generan un sentimiento de culpabilidad, con lo que es importante recordar todo lo bueno que le aportará al niño la asistencia a la escuela infantil.

• Aprenderá conductas valiosas y necesarias para vivir en sociedad, tales como compartir o tener amigos.

• Es una buena preparación para el colegio.

• Logrará adaptarse a un nuevo ambiente con horarios y reglas propios.

• Aprenderá que el lenguaje y la comunicación varían según las circunstancias y el lugar. No hablará igual con otro niño, con un educador o con sus padres.

• Se divertirá con las numerosas actividades, bailes o canciones que le enseñarán. Tendrá ratos para juego libre y otros ratos para juego compartido en el que interactuará con otros niños aprendiendo sentimientos de comprensión, posesión y diálogo.

• Estará supervisado por adultos cualificados, preparados para orientarle y orientarnos en cualquier problema que pueda surgir.

RECOMENDACIONES GENERALES

• La mayoría de escuelas infantiles recomiendan una fase de adaptación en la que el niño irá aumentando progresivamente su tiempo de estancia en el recinto. Durante este periodo, nada más llegar a la escuela una persona se hará cargo del niño para lograr que coja confianza con los cuidadores y el entorno.

• Los padres deben transmitir ilusión, tranquilidad y confianza al niño. Esta actitud favorecerá su adaptación.

• El niño no debe asociar despedida con abandono, así que evitaremos irnos a hurtadillas. Nos despediremos con un beso o unas palabras cariñosas, pero sin alargar demasiado el momento.

• La buena comunicación con sus educadores nos garantiza que nuestro hijo está teniendo un buen desarrollo físico, cognitivo y emocional.

• En la escuela infantil recibe una gran cantidad de estímulos. Para aprovechar al máximo sus beneficios, debemos asegurarnos de que haya cierta coherencia y continuidad en el hogar.

• Cuando el bebé es menor de un año, lo idóneo es que asista el tiempo indispensable, no más. Aunque sus reacciones sean menos evidentes que las de un bebé mayor, necesita más nuestra presencia y contacto. Generalmente, al marcharnos, los cuidadores lo cogerán en brazos para que se sienta más arropado.

• Es importante que estemos pendientes de posibles cambios en el niño debidos al proceso de adaptación. El tiempo que estemos con él, hay que aprovechar para hablarle, acariciarle y cogerle en brazos. Lo importante es la calidad de ese tiempo.

• Si el bebé es un poquito mayor podemos ir explicándole que va a empezar a ir a la escuela infantil. Visitar el centro con él o leerle cuentos sobre estas vivencias le ayudará.

• Es importante que las mañanas sean un rato agradable, sin agobios: vestirle, desayunar juntos y llevarle a la escuela de buen humor.

• En el momento de la despedida, además de un beso, le desearemos un buen día y le diremos cuándo volveremos a buscarle. Al hacerlo, le preguntaremos qué tal lo ha pasado, sin insistir mucho si prefiere hablar de otro tema. Es muy importante que luego pasemos un buen rato con él.

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El diario del bebé

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