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El cuidado de su ropita
Por Redacción, 05-10-2012 20:42:18

Tanto la piel como la ropita del bebé son delicadas y sensibles y requieren un cuidado especial. Antes del primer uso deberemos lavar sus prendas, prestando también atención a la ropa de cama y otros textiles que están en contacto con el bebé, como gasitas y baberos.


Para el correcto lavado de cualquier prenda debemos seguir unas pautas básicas que eviten su deterioro e impidan que las prendas sufran algún desperfecto: separar por colores, separar por tejidos y prestar atención a las etiquetas donde el fabricante especifica sus recomendaciones.


La ropa del bebé se mancha con frecuencia de regurgitaciones, leche, comida o caquitas. Ante estas manchas difíciles actuaremos con rapidez para evitar que la mancha se reseque. Para eliminar la suciedad más importante, será suficiente con poner la prenda en remojo con un poco de jabón o jabón de pastilla.



EL LAVADO


Los primeros meses conviene que lavemos su ropita separada del resto de la colada. Esto es aconsejable sobre todo para evitar el contacto con suciedades extremas o productos peligrosos que puedan contener las otras prendas.


Si elegimos el lavado a mano hay que insistir mucho en el aclarado para que no queden restos de jabón. La ropa del bebé es tan pequeña que si nuestra lavadora no tiene un programa de media carga, a veces nos veremos obligados a lavar a mano (especialmente al principio) para no agotar los repuestos. Siempre utilizaremos esta opción para prendas con tejidos muy delicados como organza o seda.


El lavado de la ropa de lana puede realizarse a mano, o a máquina con un programa suave para ropa delicada o específico para este tejido. La temperatura del agua ha de ser siempre tibia.



EL JABÓN


Podemos utilizar jabón casero, jabón neutro especial para ropa de bebé o para prendas delicadas, o jabón con el contenido químico más bajo posible y sin perfumes, colorantes ni blanqueadores.


A fin de evitar el riesgo de irritaciones, tampoco se recomienda el uso de lejía, quitamanchas o suavizante, a no ser que la ropa no vaya a estar en contacto directo con su piel como, por ejemplo, una colcha.



EL SECADO


La secadora resulta bastante agresiva para la ropa pero, según la zona en la que vivamos y la época del año, nos sacará de más de un apuro.


Respecto a la ropa de lana, lo más recomendable es no tenderla sino dejarla secar sobre una superficie plana, pudiendo colocarse debajo una toalla para que absorba la humedad. De esta manera, las prendas no se estirarán ni deformarán.



EL PLANCHADO


El planchado deberá hacerse a temperatura baja sin utilizar productos especiales. Hay prendas que no es necesario planchar como los bodies: sufrirán menos y ganaremos tiempo.


Tampoco plancharemos la ropa que se le haya quedado pequeña y vayamos a guardar, ya que el exceso de humedad acumulado tras su planchado propicia que en numerosos casos salgan unas antiestéticas manchas amarillas complicadas de eliminar.

 

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