El Diario del Bebé.
Hay muchas teorías sobre la dentición y cómo “tratar” las encías irritadas de un bebé. Una de las cosas en las que los doctores y otros profesionales de la salud concuerdan es que la dentición representa una parte normal de la infancia que puede tratarse sin recurrir a los medicamentos, ya sean con o sin receta médica.
Muchas veces, los padres, los abuelos y los encargados del cuidado mejor intencionados quieren confortar a un bebé que está pasando por la dentición untándole medicamentos potencialmente dañinos en las encías para adormecerlas, en vez de usar alternativas más seguras que no sean tóxicas.
Por eso, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) advierte a los padres de familia que los medicamentos por prescripción médica, tales como la lidocaína viscosa (en gel), no son seguros para tratar la dentición de los infantes o niños pequeños, y que algunos menores en los que se usaron dichos productos han resultado lastimados.
La FDA ya ha recomendado antes que los padres de familia y los encargados del cuidado no usen productos de benzocaína en niños menores de 2 años, excepto por consejo y bajo la supervisión de un profesional de la salud. La benzocaína —que, al igual que la lidocaína viscosa, es un anestésico local— puede encontrarse en productos de venta sin receta como Anbesol, Hurricaine, Orajel, Orajel para bebés y Orabase.
El uso de la benzocaína, ya sea líquida o en gel, para aliviar el dolor bucal y de las encías puede acarrear un padecimiento raro, pero grave —y a veces mortal— llamado metahemoglobinemia, en el cual la cantidad de oxígeno conducido por el flujo sanguíneo se reduce sobremanera. Y los niños menores de 2 años de edad parecen estar particularmente en riesgo.
En promedio, a los niños les sale un nuevo diente cada mes, desde los seis meses hasta más o menos los 3 años de edad, para un total de 20 “dientes de leche”.
Según la Academia Americana de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés), entre los síntomas ocasionales de la dentición están: irritabilidad moderada, fiebre baja, babeo y una ansiedad por morder algo duro.
Como la dentición tiene lugar durante un periodo de muchos cambios en la vida del bebé, con frecuencia se le achacan, erróneamente, alteraciones del sueño, disminución del apetito, congestionamiento, tos, vómito y diarrea.
Si las encías de su hijo están inflamadas y sensibles,
Enfríe la mordedera o el paño en el refrigerador por un rato, asegurándose de que estén frescos, pero no fríos como un cubo de hielo. Si está demasiado frío, puede lastimar las encías y a su hijo. La frescura conforta las encías al insensibilizar los nervios que transmiten las señales de dolor.
“El objeto frío actúa como un anestésico local muy ligero”, explica la Dra. Hari Cheryl Sachs, M.D., pediatra de la FDA. “Esto trae un gran alivio para los niños por un corto tiempo”.
Los padres de familia deben supervisar a sus hijos para que no se atraganten accidentalmente con la mordedera o el paño.
Para la dentición, evite usar anestésicos locales tales como la lidocaína viscosa o los productos para la dentición que contengan benzocaína, excepto por consejo y bajo la supervisión de un profesional de la salud.
La lidocaína viscosa es un medicamento de prescripción médica, un anestésico local administrado en la forma de un jarabe con consistencia de gel. Los doctores pueden prescribirla para los pacientes que reciben quimioterapia (tanto niños como adultos) y que no pueden comer a causa de las úlceras bucales que pueden ocurrir con dicho tratamiento. Los dentistas pueden usarla para reducir el reflejo nauseoso en los niños durante la toma de radiografías y de impresiones.
Los padres tal vez tengan lidocaína viscosa a la mano si fue prescrita para tratar a otro miembro de la familia con el fin de aliviar el dolor de padecimientos tales como las úlceras bucales o de la garganta. Pero nunca debe usarse para confortar a un bebé que está pasando por la dentición.
El Instituto para el Uso Seguro de los Medicamentos (ISMP, por sus siglas en inglés) —una organización sin fines de lucro y dedicada a la prevención de los errores de medicación— ha recibido informes de sobredosis de lidocaína viscosa en bebés que están pasando por la dentición. Los síntomas incluyen nerviosismo, confusión, problemas de visión, vómito, quedarse dormido con demasiada facilidad, temblores y convulsiones.
El fármaco también “puede causar dificultad para tragar y elevar el riesgo de asfixia o de inspirar la comida. Puede derivar en una toxicidad farmacológica, y afectar el corazón y el sistema nervioso”, previene el farmacéutico y presidente del ISMP, Michael R. Cohen, RPh, MS.
Se ha sabido de padres que aplican lidocaína viscosa de manera repetida si el bebé no deja de estar inquieto, dice Cohen. También se ha sabido que ponen anestésicos tópicos en forma de gel líquido en la leche de fórmula del bebé, o que incluso empapan una mordedera o un paño en ellos y luego los ponen en la boca de su bebé. No se mide qué tanto ingiere el bebé, de modo que quizás sea demasiado, advierte. Por todos estos motivos, la FDA recomienda que no se use la lidocaína viscosa para tratar el dolor relacionado con la dentición.
“La dentición es un fenómeno normal; a todos los bebés les salen los dientes”, dice el Dr. Ethan Hausman, M.D., pediatra y patólogo de la FDA. “La FDA no recomienda ningún tipo de medicamento, hierbas ni medicinas o terapias homeopáticas para tratar la dentición de los niños”.
Este artículo aparece en la página de Artículos de Salud para el Consumidor de la FDA que muestra lo más reciente de todos los productos regulados por la FDA.
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