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El cólico del lactante
Por Redacción, 17-08-2012 10:33:44

Se calcula que un 40 por ciento de los bebés sufre los llamados cólicos del lactante. Suelen aparecer entre la tercera y sexta semana después del nacimiento para desaparecer de repente a partir de los tres o cuatro meses.


Aunque al principio nos asusten, se reconocen fácilmente por el llanto fuerte, constante e inconsolable del bebé, a veces durante horas. Su cuerpo se pone en tensión, con los puños apretados y las piernas flexionadas. Si le tocamos la tripita, la notaremos dura e hinchada. Suelen producirse a última hora de la tarde.


No está muy clara su causa, pero se cree que es debido a la inmadurez del aparato digestivo con lo que el bebé tiene dificultar para expulsar los gases. No son graves, a pesar de lo alarmantes que resultan. Eso sí, nunca está de más consultar con el pediatra para descartar cualquier otro problema. Fiebre, vómitos, diarrea o rechazo a que le cojamos no suelen estar relacionados con los cólicos.

 

 

CÓMO REDUCIR SUS MOLESTIAS


No existe ningún método eficaz al cien por cien. Cada bebé es distinto y habrá que encontrar lo que más le alivia. En la mayoría de los casos, ofrecerle el chupete le ayudará a descargar la tensión.

 

Nunca le administraremos remedios caseros sin consultar con el pediatra; él será quien valore qué producto puede tomar en caso necesario. Si toma biberón, en el mercado encontraremos biberones y tetinas anticólicos que pueden ayudarle a reducir las molestias.

 

Hay posturas que suelen funcionar, como tumbarle boca abajo sobre el antebrazo o mantenerle tumbado boca arriba sobre una toalla, haciéndole rodar despacio hacia un lado y al otro. Mecerle en brazos mientras caminamos, el movimiento vibratorio de la hamaquita o pasearle en el cuco suelen tener efectos reconfortantes. Para algunos bebés, un sonido bajo constante en una habitación oscura resulta tranquilizador.

 

Según explica la matrona María José Ordeig, “con el masaje para los cólicos, los movimientos que hacemos van dirigidos a favorecer la expulsión de dichos gases y prevenir su acumulación en la tripa. Los movimientos se hacen sobre el abdomen del bebé y siempre siguiendo el sentido de salida del intestino. Es importante añadir que este masaje ha de hacerse cuando el bebé está relajado y no con el cólico. Un buen momento para hacerlo podría ser en el cambio de pañal”.

 

Podemos llegar a sentirnos muy frustrados, ya que por mucho que nos esforcemos es desalentador ver que nuestro hijo sigue sufriendo. Lo más importante es no perder la calma, pensar que es algo temporal y turnarnos con nuestra pareja  para consolar al bebé. 

 

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