En la última década el número de españoles afectados por una reacción alérgica a alimentos ha aumentado de forma considerable y, en el caso de la población pediátrica, las cifras de prevalencia de niños alérgicos a alimentos oscilan entre el 2 y el 5 por ciento, según varios estudios.
“Este porcentaje crece con el paso del tiempo debido, entre otras cosas, a la excesiva higiene ambiental, a las menores tasas de lactancia materna o a los aditivos alimentarios”, según explica el doctor Antonio Nieto, vicepresidente segundo de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Según los datos que maneja este experto, el huevo, la leche, el pescado, las legumbres, algunas frutas como el melocotón, frutos secos y marisco son, por este orden, los alimentos que con mayor frecuencia están implicados en los casos de alergia alimentaria. No obstante, según comenta el doctor Nieto, “los alimentos responsables varían con la edad y con los hábitos dietéticos. Es más, debe tenerse en cuenta que los pacientes suelen hacerse alérgicos a los alimentos a los que se ven expuestos. Así, en los niños de un año, la alergia más frecuente es la alergia a la leche de vaca porque éste es el alimento base de su dieta. Ésta, sin embargo, disminuye con la edad, lo que refleja el desarrollo de tolerancia a estos alimentos”.
Otras alergias suelen aparecer de forma más tardía, por ejemplo, la alergia al pescado, que es más persistente y por tanto tiende a permanecer en niños mayores y en los adultos. La alergia a frutas y frutos secos es más común en niños más mayores y adolescentes, y representan los alimentos que más reacciones alérgicas provocan en la edad adulta.
De igual forma, la alergia alimentaria varía en función del país. Según el estudio Alergológica 2005 al que se refiere el doctor Nieto, “en los países anglosajones son muy frecuentes las alergias al cacahuete y a los frutos secos, ya que están incorporados a productos, como es el caso de la mantequilla de cacahuete, muy consumidos incluso por niños pequeños”.
TRATAMIENTO ANTIALÉRGICO
Hasta hace algunos años, el único tratamiento disponible para la alergia a alimentos era la dieta de exclusión o evitación total del alimento. El problema radica en que el paciente puede exponerse de forma accidental al mismo y sufrir una reacción grave.
“Una dieta exenta de algunos alimentos no es fácil (por ejemplo, a la leche o al huevo) y conlleva problemas sociales, económicos y para la propia salud, como la disminución de la calidad de vida”, reconoce el vicepresidente segundo de la AEP. No obstante, desde la última década se están implantando nuevas terapias activas como la desensibilización o la inmunoterapia oral.
En el caso de la inmunoterapia oral, la técnica consiste en administrar cantidades progresivamente crecientes del alimento responsable con el fin de modular la respuesta inmunitaria para inducir la tolerancia a dichos productos. Su utilización depende, según aclara el doctor Nieto, del grado de severidad de la alergia, la edad del paciente y de su evolución. “Dado que existe una proporción significativa de pacientes en los que la alergia remite espontáneamente, habría casos en los que sería recomendable esperar a que se produzca la resolución directa del problema. Sin embargo, en los casos más graves, en los que no es esperable que la alergia desaparezca sola, estaría indicada la desensibilización oral lo antes posible, ya que en estos casos una reacción alérgica puede entrañar un grave riesgo para la salud e incluso para la vida”.
MÁS FORMACIÓN PARA EL PROFESIONAL
A juicio del doctor Nieto, en general existe entre los pediatras de Atención Primaria una concienciación bastante extendida de este problema, de forma que la mayoría de los niños con una sospecha fundamentada de alergia alimentaria suelen ser remitidos para estudio a una Unidad de Alergia Infantil. Aun así, existe todavía margen de mejora a través de cursos y herramientas formativas como la Plataforma Continuum que la AEP ha creado recientemente.
Además de la formación, para este experto otro de los retos en este ámbito es “el estudio del diagnóstico molecular, una herramienta que ya ha permitido dar un gran salto cualitativo en la precisión del diagnóstico en este problema”.
Asimismo, también es importante mejorar la educación del personal a cargo de los niños en el ámbito escolar, ya que en ocasiones existe una insuficiente formación al respecto. En este sentido, añade, “son necesarias propuestas legislativas que garanticen la seguridad de los niños en las escuelas, así como la de personal a su cargo”.
El diario del bebé