El Diario del Bebé.
Los movimientos fetales están presentes ya desde el mes y medio de embarazo: “realmente el embrión empieza a moverse muy pronto, sobre la sexta semana de gestación”. Lo hace de forma inconsciente, con movimientos involuntarios como estirar brazos y piernas o incluso mover el diafragma (no es una respiración como tal, pero lo necesita para que los pulmones se desarrollen)”.
A partir de ahí, el feto va creciendo y los movimientos van evolucionando, alcanzando su intensidad máxima sobre las 28 semanas y disminuyendo ligeramente conforme se va acercando el parto. A veces se producen movimientos de estirar y retirar, por lo que la mujer nota como un bulto que se queda fijo durante un rato. Pero en otras ocasiones son más bruscos, que es lo que la madre define como patadas (aunque pueden ser también un golpe de brazo)”.
Pero ¿cuándo comienza la futura mamá a notar estos movimientos? Pues lo habitual es que esto no suceda hasta la semana 20 de gestación aproximadamente. Pero esta indicación no debemos tomarla de forma estricta y preocuparnos si en ese momento aún no hemos notado a nuestro bebé, ya que hay diferencias considerables según ciertos factores: por ejemplo, si es el segundo embarazo se suelen notar antes (sobre la semana 16), pero si la gestante es obesa puede tardar un poco más (a partir de la semana 24).
A la hora de poder sentir los movimientos del feto, también influye la situación de la placenta: “si es anterior, es decir está situada en la parte frontal, es como si hubiera un cojín delante del feto y éste ha de golpear más fuerte para que la madre lo note”,
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