El Diario del Bebé.
Cada cambio de estación supone realizar modificaciones en la alimentación. El calor en los meses de verano nos obliga a prestar especial atención a la dieta de los más pequeños. Las altas temperaturas y el cambio de horarios contribuyen a que tengan menos hambre. Por otro lado, al realizar mayor actividad física hay que adecuar el menú para que no les falte de nada.
10 CLAVES A TENER EN CUENTA
1. Darles agua fresca especialmente tras la exposición al sol.
2. Beber zumos y batidos naturales les mantendrá bien hidratados aportándoles los nutrientes necesarios para crecer sanos y fuertes. Cuidado con las bebidas muy frías si están sudando o en plena digestión porque podrían sentarles mal.
3. En el caso de bebés de menos seis meses que aún no han comenzado con la alimentación complementaria, las tomas de pecho deberían ser más frecuentes y las de biberón reforzadas con agua mineral.
4. Además, respecto a la leche de fórmula hay que tener en cuenta dos opciones. Si se prepara con antelación, deberá conservarse a 4ºC o menos en el frigorífico durante no más de 30 horas y calentarse antes de la toma. La segunda es conservar el agua caliente en un termo y añadir el preparado en el momento de la toma.
5. Comer frecuentemente pequeñas cantidades de alimentos.
6. Aumentar la ingesta de verduras y frutas frescas: son ricas en fibra y bajas en calorías, por lo que evitan el estreñimiento y la obesidad.
7. Las formas de cocción ideales son al vapor, al horno y en papillote. Como condimento, aceite de oliva o limón; fuera de casa evitaremos la mayonesa y la nata.
8. Es normal relajarse un poco en esta época, pero en el tema de la alimentación conviene establecer a los niños un horario vacacional y respetarlo. Enseñarles a masticar despacio favorece la digestión, evita los gases y otros problemas intestinales
9. Antes de bañarles en el mar o en la piscina, hay que respetar el periodo de digestión: entre hora y media y dos horas. Un corte de digestión puede ocasionar dolor abdominal, náuseas, vómitos y pérdida de conocimiento.
10. Cuidar que los alimentos no pierdan la cadena de frío y extremar las precauciones en el transporte y almacenaje de la comida del bebé ya que en verano aumenta el riesgo de intoxicación alimentaria. Asimismo, aumentaremos las medidas de higiene a la hora de preparar los alimentos. En el caso de frutas y verduras es imprescindible lavarlas y pelarlas bien.
PAUTAS PARA UNA BUENA ALIMENTACIÓN EN VERANO
El verano ofrece muchas posibilidades para una alimentación sana y equilibrada. Estas son algunas ideas para que los niños gocen de buena nutrición también en la estación estival.
Platos fríos. Este tipo de platos se presentan como una opción perfecta con la que combatir las altas temperaturas, sin dejar de garantizar una alimentación equilibrada para los niños.
Buen desayuno. Es ideal que empiecen el día con uno adecuado a su edad que incluya leche, cereales, zumos o piezas de frutas.
Frutas de temporada. Resultan muy apetecibles por su sabor dulce. Contienen gran cantidad de vitaminas y minerales necesarios para el desarrollo del niño. Además de ser cómodas para llevarlas al parque, la playa, la piscina o el campo, tienen gran versatilidad: en batido, en zumo, con yogur, con queso fresco, en macedonia o como repostería casera.
Cremas y sopas frías. La cocción de los ingredientes disminuye el riesgo de enfermedades a la vez que favorece su digestión. Hidratan el organismo, abren el apetito, son fáciles de comer y su variedad permiten llevar una dieta más completa y equilibrada. Algunas ideas: zanahoria, calabaza, calabacín, manzana, queso o remolacha.
Verduras. Primer plato completo y nutritivo tanto para las comidas como para las cenas. Combinan muy bien con pasta, arroz, huevos o como guarnición.
Granizados. Hielo picado o agua helada con fruta que aporta vitaminas y sales minerales. Al contrario que el helado, no contiene ni colesterol ni grasa.
Zumos y batidos de frutas. Son un alimento completo, depurativo y revitalizante, con calcio (en el caso del batido) y vitaminas.
Helados. Constituyen una gran fuente de calcio, vitaminas A, B, C , D y proteínas. Además, en los caseros evitamos conservantes, colorantes, edulcorantes y aromas artificiales a la vez que controlamos la cantidad de azúcar, leche y fruta que añadimos. Recomendables a partir de los 24 meses, pero no más de uno al día.
Bocadillos y sandwiches. Al alargarse la tarde, la merienda es fundamental para reponer fuerzas y evitar bajadas de glucosa como consecuencia de la mayor actividad física realizada. Si además los acompañamos de yogures y zumos, son una buena alternativa para completar la alimentación de verano de los niños.
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