El Diario del Bebé.
Cuando los niños cumplen 4 ó 5 años de edad, se hace un poco más difícil conseguir que sigan actuando según lo que padres y educadores consideran correcto. A esta edad muchos niños empiezan a mostrar ciertas actitudes como las rabietas o enfados injustificados que, si se toleran, irán repitiéndose en el futuro. Cuando los niños no quieren finalizar el juego porque se lo está pasando genial, o no quieren abandonar un lugar como el parque o la casa de un amigo, el adulto no debe ceder al deseo del niño.
El refuerzo positivo consiste en valorar las conductas correctas de los niños. Es decir, si el niño no quiere finalizar el juego, se puede pactar que otro día podrán volver de nuevo si cumple su parte. Es importante ofrecerle un beneficio claro y sencillo, que él pueda racionalizar rápidamente y cumplir su responsabilidad. Los reforzadores son lo que el niño entiende como beneficio. De esta manera, los padres y educadores pueden modificar la conducta del niño de una manera beneficiosa para todos.
En el mecanismo del refuerzo positivo, los reforzador tienen un papel primordial. Un reforzador puede ser positivo o negativo, por lo que también se puede usar a la inversa. Por ejemplo, en vez de conseguir algo a cambio de cumplir una tarea o deber, se le dejará pasar algo que él no quiera realizar. Un ejemplo de refuerzo negativo es decir al niño que si deja jugar a sus primos con sus juguetes, le ayudaremos a recoger sus juguetes cuando éstos se vayan. Una cuestión importante a tener en cuenta es que para que funcione el refuerzo positivo, el beneficio prometido debe darse o cumplirse en el momento.
Existen varios tipos de refuerzo positivo: refuerzos sociales (un abrazo, un beso, un elogio... tras una buena acción), refuerzos materiales (un juguete, ir a ver una película... tras un esfuerzo), refuerzos alimenticios (tomar postre... tras comer el plato de verdura), retroalimentación positiva (felicitarle, valorarle… por llegar a un acuerdo en una discusión) y de actividad (jugar en la barra del parque, montar en bicicleta… tras ayudar a hacer tareas en casa).
Cuando se decida poner en práctica el refuerzo positivo, es importante tener en cuenta cómo y cuándo usarlo. No debe abusarse del refuerzo positivo. El niño no debe esperar siempre una recompensa por cada cosa buena que haga. El refuerzo es para alentar buenas conductas, no para aliviar tensiones.
También hay que tener en cuenta que el refuerzo positivo no funcionará siempre ni en todas las situaciones. No se podrá usar un reforzador alimenticio si el niño no tiene hambre, ni de actividad si no le apetece jugar; o si el niño llora sin justificación, se debe mantener firmeza y no usar un reforzador. El niño debe aprender que será consolado cuando se ha hecho daño, se ha caído o cuando alguna cosa le angustia. Entonces será cuidado, porque es necesario.
Los niños aprenden día a día y necesitan a su lado padres y educadores para guiar sus pasos y formar su carácter de la forma más equilibrada posible, así que hay que tener en cuenta que el mejor premio es, a veces, una simple sonrisa o un beso.
Susana Jiménez, Educadora Infantil y colaboradora de Calmatopic
*Si te ha resultado interesante este artículo, te animamos a seguirnos en Facebook y Twitter.
*Si te ha resultado interesante este artículo, te animamos a seguirnos en Facebook y Twitter
El diario del bebé