Los abuelos son esa figura entrañable y cariñosa a la que solemos asociar gran parte de los recuerdos de nuestra infancia. Por ello, si somos padres valoramos aún más su papel y procuramos fomentar su relación con nuestros hijos, aunque a veces factores como la distancia lo hagan un poco difícil.
Es bueno considerar la cercanía geográfica de los abuelos como un regalo para los niños, a pesar de los problemas que puedan surgir en algunas ocasiones debido a criterios educativos distintos, cuestiones básicas que han cambiado de su época a la actual, o simplemente el llamado choque generacional.
Siempre es interesante escuchar la opinión construida sobre su más que valorada experiencia. Como en cualquier relación, el respeto mutuo es imprescindible para su buena marcha.
CUANDO LOS ABUELOS ESTÁN LEJOS
La cercanía y el día a día ayudan a crear ese vínculo tan especial; pero igual de importante es que ese tiempo que pasan juntos sea de calidad. Las vacaciones de verano, Semana Santa o Navidades son una buena época para fomentar esa relación.
Hay pequeños detalles del día a día que ayudan a que el bebé vaya familiarizándose con sus abuelos: poner su foto en la nevera, su habitación o en sitios muy visibles de la casa, hablarle de ellos, ponerles al teléfono (aunque el bebé no responda o ponga cara de póquer), mandarles fotos actualizadas aprovechando las nuevas tecnologías que para muchos de nuestros padres no son ningún misterio, animarnos con videoconferencias…
EL ABUELO ACTUAL
Factores como el aumento de la esperanza de vida o los avances médicos, entre otros, han logrado que la imagen de los abuelos sea ahora más activa, dinámica y con ganas de vivir que la de antaño. No es extraño que sean ellos los que se desplacen hacia donde están sus nietos siendo su implicación mayor en diversas actividades como llevarles al parque, al circo, al zoo, a talleres de lectura para bebés en bibliotecas, cuentacuentos, a entregar la carta a los Reyes Magos o Papá Noel, etc…
La dificultad de conciliar la vida laboral y familiar hace que muchos abuelos ayuden a los padres, bien de manera puntual (llevarles al colegio, cuidarles alguna tarde o día festivo), o bien siendo sus responsables diarios equiparando su figura a la de la escuela infantil o cuidadora a domicilio. Cuando los padres delegan en los abuelos para parte de los cuidados de sus hijos, es buena idea acordar pautas respetando las peculiaridades de cada uno.
SU APORTACIÓN A NUESTROS HIJOS
Generalmente, los abuelos en su nuevo papel, desempeñan funciones distintas a las que realizaron cuando fueron padres. Al no ser los educadores principales, mantienen con sus nietos una relación más relajada, aportándoles cercanía y cariño mientras les cuidan, protegen, enseñan y miman, convirtiéndose a menudo en divertidos compañeros de juegos y cómplices de sus aventuras. Los mimos a los nietos pueden ser positivos, siempre y cuando no lleguen a anular la figura o autoridad de los padres.
Una de las imágenes más clásicas es la de los abuelos contando cuentos o “batallitas”. Estos relatos transmiten a los nietos valores familiares y morales, a la vez que les enseñan que ellos y sus padres también fueron pequeños y que las cosas no siempre han sido tal como las conocen ahora. De igual manera, que el abuelo sepa escuchar al niño, es esencial para el pequeño ya que le hace sentir muy importante y valorado.
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El diario del bebé