Los niños inactivos son más propensos a sufrir aumentos repentinos de la hormona del estrés, según un reciente estudio publicado en 'Journal Endocrine Society of Clinical Endocrinology & Metabolism'.
Dicho estudio encontró que los niños sedentarios tenían niveles altos de cortisol, hormona relacionada con el estrés. Sin embargo, los niños más activos no tenían ese aumento en los niveles de cortisol medidos en igualdad de condiciones.
"Los resultados sugieren que la actividad física juega un papel en la salud mental de los niños a la hora de amortiguar los efectos del estrés diario, tales como hablar en público", ha señalado la autora principal del estudio, Silja Martikainen, de la Universidad de Helsinki (Finlandia).
Para llegar a esta conclusión, se supervisó la actividad física y los niveles de cortisol en 252 participantes. Para medir la actividad física utilizaron un acelerómetro en la muñeca, mientras que para medir los niveles de cortisol se tomaron muestras de saliva.
Además, para medir las reacciones al estrés, se asignaron tareas a los niños. Los investigadores encontraron un vínculo entre la actividad física y las respuestas hormonales de estrés en ellos.
Los niños se dividieron en tres grupos, dependiendo de si eran más o menos activos; aquellos más activos tenían menos niveles de esta hormona del estrés.
El diario del bebé